Mexico

3.- PERO: ¿ES EL GUGGENHEIM UN MUSEO?
El Guggenheim estetiza el centro de la ciudad, atrae turistas y aumenta el volumen de negocio, levanta los ánimos de la ciudadanía y procura trofeos paraexhibición de los políticos, en forma de altas cifras de visitantes e implacables informes de resultados.
Se ha definido el ornamento como un dispositivo de impacto, surreal, imagen que enciende lascámaras digitales de los turistas capaz de brillar por el esplendor de la superficie, como diría Kracauer, en la selva irónica de las sociedades contemporáneas, diseñado para ejecutar funciones urbanísticas,económicas, políticas y de relaciones públicas.
Kracauer apuntaba que la magia óptica iba más alla de la apariencia barroca de las fachadas y se metía en los interiores, en los anfiteatros ybalconadas, en los techos y en el foso de la orquesta, todo aquello que rodeaba y aumentaba el misterio antes de que se apagaran las luces.
El interior del Guggenheim no se reduce a las obras expuestasporque su estructura poco tiene que ver con una sucesión de cámaras pintadas de blanco para catalogar la evolución del arte, de un movimiento o de un artista. A pocas salas se les denominan clásicas enel interior del museo, las cuales poseen la forma de cubo, no siempre hay en ellas un orden sucesivo o lineal. Las paredes curvas y los estrechos pasadizos de la tercera planta incita al visitante aexperimentar la diversión espacial, sin que haya un punto central de emisión de los estímulos.
Las partes interiores y exteriores funcionan como las dos caras de una moneda. El lado interno lleva aun juego de magia espacial patente en el exterior, y se muestra despectivo y soberbio con la que debería ser la función de un museo, creación de las mejores condiciones para mostrar y conservar obrasde arte. La arquitectura prima aquí sobre lo artístico, porque su presencia y potencial de impacto es más fuerte.
Philip Johnson, experto en cambios y ambigüedades, contradijo a los vieneses de...