Mi mejor clase

Mi mejor clase
Me resulta imposible determinar cuando he dado mi mejor clase y cuando la peor. Todos tenemos buenos y malos días, más o menos inspiración propia, mejor o peor recepción de losalumnos y no siempre las clases mejor preparadas son las que me han dejado la satisfacción de los mejores resultados.
Por el acotado espacio que tiene la enseñanza de Derecho en el nivel secundario ysiendo tan infinitamente vasto su contenido, considero que las mejores clases son aquellas en las que, visible o invisiblemente, existe esa sinergia entre el conocimiento que intento trasmitir y aquelloque el alumno logra, no solo receptar, sino descubrir como útil para su aplicación práctica en algún momento de la vida.
Y a modo de inolvidable ejemplo me gustaría recordar la prueba que debí superarde parte de los alumnos, hace ya varios años, en los orígenes del correo electrónico.
Al ingresar al aula existía un orden inusitado, absolutamente desacostumbrado por cierto y ya antes deproducirse el saludo colectivo pude advertir la seriedad de sus rostros; el celador literalmente huyó del aula, como abandonándome a la suerte de lo que intuía como una inminente inquietud colectiva.
Uno delos alumnos más representativos del curso alzó su mano pidiendo la palabra para interrogarme:
- "Profesor, usted nos ha enseñado que la injuria y la calumnia son delitos, verdad...?", expresó comodesacostumbradamente suelen hacerlo los alumnos: solemnemente y con el silencio de sus compañeros acompañándolo.
- "Así es...", atiné a responder escuetamente sin saber a dónde nos dirigíamos.
- "...Yque injuriar es deshonrar o desacreditar a otro, mientras que calumniar es imputar falsamente la comisión de un delito..", prosiguió en lo que parecía ser una lección espontánea....
- "Aaaaja..."debe haber sido mi ya temerosa respuesta.
- "Entonces, si alguien afirma que una persona le está mandando correos electrónicos con amenazas de matarla..., es una calumnia o una injuria?", preguntó....