Miguel hernández: el rimador rimado.

Páginas: 33 (8232 palabras) Publicado: 31 de mayo de 2011
Miguel Hernández, el rimador rimado.

Por Alexis Díaz-Pimienta
Director de la Cátedra Experimental de Poesía Improvisada
Subdirector del Centro Iberoamericano de la Décima

Tengo que confesar, públicamente, que escribir o hablar sobre la poesía de Miguel Hernández, siendo cubano y en Cuba, pasando por esa otra patria interior que me habita y habito, la oralidad poética (patria y hábitat confronteras muy bien definidas en la poesía popular cubana y en la literatura clásica española); volver los ojos hacia la obra del poeta oriolano desde esta ciudad, La Habana, tan cosmopolita como promiscua en tendencias literarias, es, sin duda, en mi caso -y supongo que también en el de muchos otros- un viaje placentero hacia mí mismo. Pero no solo eso. Como en un flash back cinematográfico(travelling incluido), me evoco ahora en todo mi proceso formativo, leyendo y releyendo, devorando a los Góngora, Lope, Quevedo y Calderón, yo, adolescente humilde de un barrio humilde de La Habana más humilde, sumergido durante horas entre ejemplares del teatro áureo, deslumbrado con la facilidad e intrepidez lingüística de aquellos precursores de cuanto haríamos después, ahora -con ingenuo adamismo-los abanderados del neodecimismo cubano del presente entresiglos, sobre todo los de la escritura “cucalam-premiada”[1] de la última década[2]. Me veo, sin esfuerzo, abducido por los clásicos españoles y minimizado hasta el ridículo con mis neopostmodernas pertenencias. Y allí, en mi barrio sanmiguelino de los años 80, me sigo viendo en la lectura y relectura de esos mismos poetas, pero ahora através de una voz personalísima, la de Miguel Hernández, un poeta que, a golpe de limones y de libaciones mejilleras, me hizo entender a qué se refería Mallarmé cuando hablaba del “cordero digerido”.
Pero eso no es todo. Tengo que confesar también que hablar sobre Miguel Hernández como poeta rimador, en Cuba, un 16 de febrero del año 2010, no deja de ser un ejercicio “peligroso”, una temeridadestética en estos tiempos de nudismo rítmico, época en la que, parafraseando a Félix Grande, “el abominable hombre del verso libre” anda depredador por librerías, bibliotecas, antologías, blogs... Pero lo haremos. Es más, ya lo estamos haciendo. Hablamos de Miguel como poeta rimador, no como versificador con rimas, que es distinto. Miguel es un poeta medular que usa la rima cual parapeto ante suspotenciales fragilidades. No hurguemos ahora en los petrarquismos y en los clasicismos notables y notorios en la obra de Hernández, como si necesitásemos saber la proveniencia de esa fuerza telúrica con que nos trasciende. Acojámonos al “así es la rosa” y a aquel “el arte sucede” que tan caro era a Borges, para adentrarnos en el bosque verbal de este poeta-mito, de este poeta-poeta,persona-personaje de su propia obra.
Mucho se ha escrito y hablado sobre el Hernández poeta-pastor, mucho se ha contribuido a la imagen arcádica y virgiliana de este Poeta así, con mayúscula y sin apellidos, un bardo que, como dijo Joan Manuel Serrat en reciente entrevista, tuvo tan mala suerte (su muerte joven es tan solo el final, visible, de su poca fortuna vivencial, parte del mito) tuvo -y tiene- tanmala suerte (Serrat dixit) que “hasta su centenario ha caído en un año de crisis”.
Pero en algo coinciden todos los que se acercan con voluntad escarbadora a la obra hernandiana: el poeta oriolano es un artista de la rima, de la palabra, del lenguaje; su poesía rimada es la más alta cumbre de sus creaciones. José María Padilla Valencia es rotundo en esto: en Hernández, dice, “el escarceo por elverso libre fue eso, un escarceo, porque Miguel Hernández estaba dotado para la poesía rimada, siendo un verdadero conocedor de la misma y a la vez innovador...”; y con parecido enfoque lo llama Elvira Macht de Vera “poeta del consonante” en un ensayo de 1973, ya que, aunque la poesía hernandiana es rica también en hallazgos asonánticos, es la rima consonante, sin duda, la que dota a su obra de...
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