Modesta Propuesta De Jonathan Swift

Durante varias décadas me he creído un genio. Ello no me ha traído los beneficios esperados, por el contrario, me ha hecho pedante ante mis amigos, irresponsable de mis obligaciones, intolerantehacia el error de otros, desdeñoso de sus aciertos, tedioso en mi conversación, cauteloso en mi andar, tímido con las mujeres, dormilón y más apegado a los sueños que a la acción. Deseoso de subsanar estedefecto este pecado, buscando reducir la soberbia que me aisla, he decidido con recurrente esfuerzo romper el cerco y, en un afán de humildad, realizar ciertas labores de escritura que connormalidad llevan a cabo mis colegas contemporáneos. Escribir y publicar reseñas de libros es una de ellas. Con esa intención he salido a la calle ya varias veces a buscar libros sobre los cuales decir algo.Son pocos y por eso me entusiasmo con alguno cuando lo encuentro. Hace unos meses descubrí en la prosa de Mallarmé, específicamente en su Carta autobiográfica a Verlaine, el esplendor buscado. Lasletras del francés me parecieron dignas de un comentario, aunque yo nada de ellas entienda. Fueron publicadas por la editorial Verdehalago, que se ha dado a la tarea de reimprimir a autores ilustresen una colección elegante, con ejemplares numerados y a precios módicos acordes al bolsillo de quienes, como yo, tienen definidas sus prioridades. Las obras publicadas son breves y con letras grandes:brindan pues más de un lector me entenderá esa agradable sensación de avance en la lectura que tan unida va al orgullo de estar cumpliendo con un deber.




La misma editorial ofrece ahora unnuevo título: Modesta Propuesta de Jonathan Swift. El autor lo es también de Los Viajes de Gulliver que en versión infantil se ha leído tanto, aunque sólo en sus primeros capítulos (y éstoscensurados por desgracia de refrescantes momentos escatológicos como aquél en que el gigante mea sobre las habitaciones de la emperatriz liliputense para apagar un incendio). Quien ha leído la versión...