muro de berlin

El Espejo de Kharam
Hace muchos años existió un hombre llamado Julius Brady que observada de tras de sus gafas oscuras los encargos del servicio funerario se disponía a bajar el féretro a la fosaque lo esperaba. Se acercó entre las personas queestaban con el difunto, tomando un piño de tierra lo dejo caer sobre la caja de madera que mansamente descendía hacia su destino final.
Stephanie,Esposa de Julius, se acercó a él y poniendo su mano el en hombro le ofreció consuelo, después de untiempo la gente se empezó a retirar dejando a l matrimonio solos, con tristeza veía cómo poco a pocose iba formando un pequeño montículo el cual diestramente fue aplanado y dado por concluido.
El viento empezó a soplar muy levemente, la hojarasca delcementerio lo que los hizo reaccionar ydirigirse con el paso lento a su automóvil. Stephanie decidió guardar silencio, respetando el profundo dolor de su pareja, ya que avía perdido a la mujer que le dio la vida, lo miró de soslayo y le sonriócondulzura. Él apartó unos segundos la mirada del camino para devolverle la sonrisa, y apretando levemente los labios, volvió a mirar hacia el camino.
Más tarde, ya a solas en casa, Julius, de piesostenía entre sus dedos una copa de coñac que balanceabasuavemente. La acercó al rostro, y metiendo la nariz por la oquedad, suspiró suave y profundamente el aroma de licor. Posó su mano izquierdasobre su vientre como para suavizar el ligero ardor que pronto se desvaneció.
Sentada frente a él Stephanielo miraba comprensiva, había decidido mantenerse un tanto al margen para ofrecerle algode privacidad, aun estando a su lado.
El simple hecho de no importunarlo con frases hechas de consuelo, o con embelecos excesivos parecía ser de su agrado. Porsu parte, si él decidía iniciar unacercamiento de cualquier de cualquier orden, ella estaba allí, dispuesta a escucharlo y comprenderlo. Esperaría, pues, a que su marido se repusiera un poco del golpe recibido, con paciencia, y...