Nada
SIMÓN RODRÍGUEZ
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Los educadores venezolanos, año tras año y en todos los aspectos, venimos sufriendo el deterioro de nuestra carrera profesional. Laimposibilidad de ascender en los diferentes escalafones debido a la práctica clientelar y antidemocrática de designar a dedo a los directivos de los planteles; la pérdida del poder adquisitivo y la mengua denuestro nivel de vida; la negación a percibir compensaciones y aumentos salariales, como los recibidos en 2010 por otros trabajadores; el desconocimiento de nuestras organizaciones sindicales y, porende, la indefensión colectiva ante los atropellos patronales; la desvalorización social del trabajo que realizamos; la falta de buenas condiciones ambientales y recursos tecnológicos para ejercer laprofesión; la discriminación y exclusión en la toma de decisiones sobre asuntos educativos y pedagógicos,
todo ello evidencia una grave crisis en el Magisterio a todos sus niveles.
Por sifuera poco, el gobierno nacional nos sorprende con la devaluación de la moneda, anunciada hace pocos días, que encarecerá los alimentos y medicinas, al llevar el dólar preferencial de 2,60 a 4,30. Ademásse anuncian nuevos impuestos directos e indirectos. Estas medidas configuran un paquetazo inhumano e injusto, ya que castiga exclusivamente a los más pobres, a los ciudadanos y trabajadoresvenezolanos. El único beneficiario será el gobierno que se enriquecerá a costilla de sacarles el dinero de los bolsillos a los trabajadores.
Con este paquetazo hambreador, al educador al igual que alresto de trabajadores se le condena a vivir al día, a seguir padeciendo que los bajos sueldos no alcancen para la comida, las medicinas, vestirse y pagar los servicios. Esta devaluación encarece el costode la vida, incrementa el desempleo, disminuye el consumo y aumenta la inflación.
En el Magisterio tenemos que jugar un papel diferente en estos días por venir. No es sólo por el salario, es...
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