Narrativa chilena

Narrativa Chilena
Solemne 1

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El imaginario de la identidad en la narrativa chilena se ha forjado –según los textos que hemos leído en clases– en una manera de aproximación del hombre frente a determinados contextos.
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Para pensar la delincuencia procederé a trazar sus correspondencias de acuerdo al tema de la ilegalidad. Así concluiré con una propuesta personal del tema.
En el cuentode Maluenda, “Los dos”, que comienza como una crónica de viaje, vemos el desarrollo del conflicto fuera de la ciudad, es decir, en los bordes de la composición de una porción de territorio; donde la institución del Derecho va llegando gastada. Es en aquellas franjas, en las fronteras de lo ideado por un Estado, donde fluctúan por excelencia las dialécticas de legalidad-ilegalidad. Es así como enuna solitaria campiña –la revuelta “El Bajo”– donde se desarrolla el conflicto armado entre dos delincuentes legendarios. Acá vemos que los asuntos legales están excedidos, por lo que su preocupación no parece ser importante: “Hace tres años, no ha vuelto a moverse y nadie lo turba, ni la policía, porque don Faustino manda aquí el bote...” (Maluenda, 55). Es ahí donde se marca que la ilegalidad síestá autorizada, “don Faustino”, es quien manda en el lugar. La ilegalidad está cubierta por un velo que la hace ser posible. Ni siquiera una institución de orden, como la policía. Bajo estas circunstancias todo es posible. Por lo tanto se asumen estas condiciones y ni siquiera la herida que se le propina a Amador Martínez es motivo de alarma. Saben que están al borde de lo ilícito, y esa franjade ilegalidad les permite asumir cualquier tipo de consecuencia, aún la resignada humillación del ladrón de mayor edad. Ni el ataque corporal ni la afrenta moral pasan a ser sentenciados, por lo que impera una ley que cada sector se proporciona.
En “El delincuente” de Manuel Rojas esta aprehensión sobre la legalidad por parte del sujeto que se corresponde con ella, se ve teñida por la compasiónque se siente por el delincuente, llegando el narrador a equiparse sus condiciones con los sujetos que el texto presenta, dado que el trato de la autoridad (la institución de orden) que el cuento expone es el mismo tanto para ciudadanos honestos (que dan cuenta de los ilícitos frente a la justicia, en este caso la policía) y delincuentes. Estos ciudadanos que se personalizan por sus oficios(peluquero y maestro) viven el mismo trato, donde el relato cobra una inflexión: “¿Para qué voy a contarle, detalle por detalle, paso por paso, el horrible viaje de nosotros tres, el maestro Sánchez, el ladrón y yo, en la noche, en busca de un guardián, empujando a aquel hombre borracho que caía y levantaba, gritando y quejándose como un niño, con aquella voz que parecía no pertenecerle? Teníamos elaspecto de descargadores de mercaderías. Yo tuve que quitarme el paletó; sudaba como un jornalero” (Rojas, 111). Es acá donde parecen la misma cosa, indistinguiéndose.
Finalmente en El río de Alfredo Gómez Morel todo el constructo social está totalmente determinado por una diferenciación entre delincuencia la delincuencia, en sus orígenes, y lo que corresponde a “todo lo demás”. La narración de lagestación de un delincuente y la narración distanciada de aquellos años de iniciación, dan una perspectiva moral a todo lo que sucede en el relato. Es así como una de las escenas que desgarran ésa moral podría ser cuenta el joven Toño da cuenta de la comprensión de la “diferenciación” antes mencionada: “Robando nidos, un niño sólo interrumpe el curso natural de la vida; eso no ofendía mucho a lasreligiosas. Pero robar peras era una ofensa contra la propiedad ajena, y eso sí violentaba el mundo moral en que ellas se movían” (27).
Es así como esta ética y estética de la delincuencia que he ido trazando a partir de estos tres autores se ha ido manteniendo. La primera que reza sobre el amparo que tiene desde el poder, pero que se muestra desde siempre excluido. Es decir, ese lugar de la...