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Instituto Peruano de Economía

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Ya lo pasado, PASADO
NO ES TAN SIMPLE COMO EL MALO Y EL BUENO En el plano laboral, la cultura de la desinformación hace creer a la gente que existe un trade-off entre mayores derechos para los asalariados y la competitividad de las empresas. Es decir, un juego de suma cero, donde todo lo que beneficia a un grupoes a expensas del otro. Esta creencia es errónea. Es cierto que la estabilidad laboral absoluta estipulada en la Constitución de 1979 concede algunos beneficios a los trabajadores formales; sin embargo, esta es solo la punta del iceberg. Actualmente, más de 4% de peruanos se encuentra desempleado y más de 8 millones en la informalidad. El retorno a la estabilidad laboral absoluta solo beneficiaríaa los formales, dejando en el desamparo al resto, la gran mayoría, y condenándolos a la informalidad. El hecho de que la legislación laboral se ocupe únicamente de los deseos de los sindicatos y sus miembros (que apenas representan el 2% de la PEA) refleja una gran falta de conciencia social o, peor, una manera errada de manejar la política del Estado en el campo laboral. Se debe priorizar elinterés de la mayoría y no el de grupos específicos. Ahuyentando el fantasma del juego de suma cero es importante aclarar que la mayor competitividad de las empresas no se logra a expensas del bienestar de los trabajadores. Por el contrario, un régimen laboral más flexible, como el de la Constitución de 1993 (y otros marcos laborales como el de la Ley de Mypes o la Ley de Promoción Agraria),incentivaría la inversión y contribuiría a la generación de empleo, dándole una solución puntual al principal problema que aqueja al país. La mayor inversión, a largo plazo, también ampliaría la base impositiva, dotando al gobierno de mayores recursos para emprender programas sociales que beneficien al grueso de la población y mejorar la infraestructura pública que limita el desarrollo del país. Esto, asu vez, sustentado por un marco institucional sólido, un régimen tributario que incentive la inversión y, por supuesto, una legislación laboral que no imponga costos excesivos a la contratación y el despido, crearía el marco adecuado para una mayor inversión, generándose así un círculo vicioso de mayor crecimiento y bienestar, y lo buscado por todos: más empleo. Trasladarles mayores sobrecostoslaborales a las empresas, en pleno proceso de consolidación e integración al mundo, sería darle la espalda al futuro. AL ÉL YA NO LE PRESTAS La Constitución de 1993 consagra la autonomía del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), corrigiendo las serias deficiencias que presentaba la Constitución de 1979. El coqueteo con el retorno a la antigua Constitución, que en este tema particular contaba conun mayor entusiasmo de parte del Partido Nacionalista (esperando que el partido del nuevo gobierno haya aprendido la lección), debe tener en cuenta la experiencia traumática que vivió el Perú a causa de la falta de garantías para la autonomía a nivel político y técnico del

s cierto que la Constitución de 1993 se aprobó en el marco de un régimen moralmente cuestionable. Sin embargo, nadie puedenegar que era necesario dejar de lado la anterior Constitución, retrógrada por sus cuatro costados, en la que la estabilidad laboral absorbía la capacidad de las empresas para salir del hoyo, y en la que además se promovía un Estado empresario, lo que permitió que los gobiernos colocasen cientos de miles de sus partidarios en la administración pública. Escasez, empresas ineficientes, increíblesniveles de deuda pública, una hiperinflación de las mayores del mundo y grandes forados por los cuales se filtraba la discrecionalidad del funcionario público, que -por cierto- era "casualmente" del partido gobernante, hacían necesario el cambio constitucional. Hoy, electo por segunda vez Alan García, el tema del cambio constitucional se ha dejado un poco de lado, aunque en cualquier momento...