novela

SONRIE
Mel Caran

Este libro no podrá ser reproducido, ni parcial ni totalmente, sin el previo
permiso escrito de la escritora.
Todos los derechos reservados.
© Mel Caran, 2013

Tengo mi cabeza, ya hace varios días, a pleno rendimiento en busca de
ideas, sólo necesito un poco de inspiración, aunque sea una mínima ayuda
que me empuje al abismo de la creatividad, pero parece ser quetambién
me he divorciado de ella.
Han pasado ya 6 meses desde mi tortuoso divorcio, me siento bien sola, al
fin y al cabo es lo que yo quería, pero también me siento tan... sucia... le
hice tanto daño. Él me amaba mucho, demasiado, yo no merecía tanto
amor, no podía corresponderle de la forma que él quería... Fueron muchos
años juntos, muchas experiencias vividas, unos años maravillosos, peroal
final el amor, la pasión, el deseo... se fueron y ya me quedó sólo el cariño.
Intento alejar estos dolorosos pensamientos de mi cabeza, esto no me
ayudará a encontrar mi inspiración.
Mi nuevo cliente quiere algo especial, diferente, moderno, he hecho ya un
millón de visitas al Sr. Google y no encuentro nada que me inspire, tengo
una lista con sus preferencias pero no hacen más queconfundirme:
“Líneas rectas, amplios y anchos ventanales, amplitud de espacios
interiores, exteriores blancos con inserciones de madera...”
De repente ahí está, frente a mí, en la pantalla de mi portátil, ¡por fin
parece que mi queridísimo compañero de fatigas se pone un poco de mi
lado y me lanza la posible solución a mi falta de concentración e
inspiración! “Exposición de Jóvenes Arquitectos” -16 de Noviembre Barcelona.
¡Sí! Imagino que los jóvenes arquitectos, ¿tendrán tendencias más
modernas que todo lo que he visto hasta ahora no? Eso espero, si no, ¡no sé
que va a ser de mí! Cojo mi móvil, visualizo la agenda, la fecha 16 de
noviembre y añado mi cita de inmediato. Ya está, no estoy para nadie ese
día, es viernes, bien, tendré todo el fin de semana por delante para analizar
lainformación que pueda obtener de la exposición.
De pronto soy consciente que es la primera vez en 6 meses que algo me
motiva y me hace sentir “feliz” e ilusionada, algo que no sean mis hijos
claro, que son lo más valioso y querido que tengo. Ellos me dan la fuerza

necesaria para seguir adelante, y hacen que cada día sea mejor que el
anterior.
La melodía de llamada de mi teléfono empieza asonar, oh.... Ryan Star...
mi cantante preferido del momento... mmmmmm.... cómo me gusta este
chico... me anima sólo escuchar su voz.
—¿Si? —contesto.
—¡Hola Rebeca, soy Sofía! —la voz de mi amiga me hace volver a la
realidad.
He perdido la cuenta ya del tiempo que hace que no hablo con ella. Sí
hemos estado en contacto, pero siempre mediante correo electrónico. Ella
está pasando durosmomentos con la enfermedad de su madre y por
supuesto, no sabe nada de mi actual situación, no he querido preocuparla
con mis problemas. Sé que se enfadará conmigo cuando se lo cuente, por
no haberle pedido ayuda ni consuelo, pero también sé que el enfado no le
durará mucho.
—¡Sofía! ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo? ¿Cómo está tu madre? —se me
amontonan las preguntas. Me siento culpable por no seryo la que hubiera
tomado la iniciativa en llamarla.
—¡Bien, bien! —se ríe—. Está respondiendo muy bien al tratamiento y ya
cada día se siente mejor. ¿Oye porque no quedamos para comer? ¿Qué tal
el jueves de la próxima semana?
Se me hace un nudo en la garganta, ¿cómo se lo voy a decir? Me preocupa
su reacción.
—¡Perfecto! —contesto con nerviosismo, sin mirar mi agenda para
asegurarme que notengo nada que hacer, pero claro, últimamente mi
agenda no es que ande muy cargada, o sea que creo que no será problema
que el jueves lo ocupe con mi amiga.
—¡Qué bien, tengo tantas ganas de verte! ¡Seguro que tenemos un montón
de cosas que contarnos!
¡Buf! No lo sabes bien.
—¡Yo también tengo muchas ganas de verte! ¡Estoy tan contenta de

escucharte tan feliz! —la verdad es que siempre...