orden social

CAPITULO DEL LIBRO Espacio, viajes y viajeros en la literatura latinoamericana, ed. Luz Elena Zamudio, México, Ed. Aldous/UAM-I, 2004, pp. 122-138.


EL VIAJE COMO INICIACIÓN
EN LAS MEMORIAS DE MARÍA ROSA OLIVER*


Para Paco y María



Una foto nos la muestra en su juventud. La foto se inserta en el relato de unas memorias ajenas –aunque no tan ajenas, en realidad: son las deuna amiga/compañera/colega, Victoria Ocampo.
Una escalinata en el jardín de Villa Victoria, en Mar del Plata, en la quinta de los largos veranos. Sobre los escalones blancos, sentados frente a la cámara, están la dueña de casa, María Rosa y Waldo Frank.
La foto nos dice muchas cosas. El gesto fraternal de Victoria, la mayor –en años, en belleza, en energía abraza, protege, a María Rosa. Aella, la falda larga y el sombrero de paja la cubren con elegancia.. Y disimulan, como sin querer, las piernas debilitadas por la parálisis1.
Junto a las dos mujeres jóvenes, la figura-bisagra de Waldo Frank. El amigo de las dos. El judío-comunista-norteamericano a quien las dos acompañan y apoyan en este Buenos Aires donde los nacionalismos se extreman, anticipando el golpe militar quederrocará al Presidente Yrigoyen en septiembre de 1930. El intelectual de ideas “radicales” que en largas charlas durante su periplo argentino recomienda, encarece, orienta la creación de lo que será la revista Sur.2 Y que, por otro lado, será puente, años más tarde, en Washington, para las tareas militantes de María Rosa en la lucha antifascista , como asesora del vicepresidente Wallace para asuntoslatinoamericanos3.
Pero eso vendrá más tarde.
Nuestro punto de partida es el otoño de 1909, y esa niña de diez años que recibe una noticia:
-Nos vamos a Europa.


María Rosa Oliver (1898-1977)

María Rosa Oliver pertenece, como su amiga Victoria Ocampo, a una de las familias patricias de la Argentina. Como ella, se educa en un medio donde los hombres –abogados, terratenientes,diplomáticos se alternan sin sobresaltos en la dirigencia del país, mientras las mujeres se dedican al cuidado de familias normalmente numerosas, en un medio orientado según las pautas culturales europeas, si bien con un acendrado orgullo por las tradiciones criollas de la estirpe.
María Rosa Oliver acompaña a Victoria Ocampo en la creación de Sur, como miembro de su consejo editorial. Con ella,también, funda la Unión de Mujeres Argentinas, empeñada en la lucha por el voto femenino. Durante la Guerra Civil Española comparten las tareas solidarias de ayuda a los exiliados que llegan al Río de la Plata. Con el tiempo, sus caminos se separan, si bien nunca se interrumpe la amistad. La militancia antifascista de María Rosa, desarrollada durante la Segunda Guerra en los Estados Unidos deRoosevelt, se inclina más tarde hacia la izquierda. En los años 50 recibe el Premio Lenin de la Paz; viaja a la China de Mao y escribe un libro sobre su experiencia; más tarde, será una defensora de la Revolución Cubana, y gran amiga del Che.
Como Victoria, escribe su autobiografía: tres libros, redactados entre 1960 y 1977. Concluye el último –Mi fe es el hombre- pocos meses antes de morir, enabril de 1977.

El viaje a Europa
El primer tomo de estas memorias –Mundo, mi casa  que narra los años de infancia, se cierra con el relato del viaje europeo –un ritual de la clase. Como es habitual en estos sectores, el viaje convoca a la familia Oliver en pleno: padre, madre, abuelo –“Tata”, abogado de empresas británicas en el Río de la Plata, los seis hijos –el menor, un bebé de pocosmeses, y los indispensables servidores: la nodriza española; Lolo, la fiel asistente que cuida a María Rosa y la institutriz alemana. 12 personas en total.
Al embarcarse en abril de 1909 en el puerto de Buenos Aires, los Oliver cumplen con todos los ritos del gran viaje: visitas de despedida, multitud de parientes y amigos en el muelle, regalos para grandes y niños. Pero, después de algunos...