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fffffffffffdsafasfsdfsdafudffghadspfadspdfhpsadfhpadsfpfhdsf-hasdfhdsfdfhofdsaofhdsafudsafhdsufdsaifsdfdfhdsifdsalknfd fvljjfnvnfvslvk f lfndlfn n lfn dsldlsf tetyu `qwewp w v fd sfd f s fd fd fg b v zcx x df s qw wergt yt yu yt tr erwfgf ghhg t t f gf dd gvv fdsfd cf cfcfcfffffffffffffffffffffffffffffff c ffjibamos a España cuando ya estuviese liberada, contándoles que habíamos estado luchando en
Rusia con el otro bando. Imagínense la papeleta. Nosotros no queríamos, nosobligaron, etcétera.
Se lo juro a usted, señor juez. Eso si llegábamos hasta un juez, aunque fuera el de un consejo de
guerra. Porque vete a contarle eso a un ex contrabandista de Carmona que llevacuatro o seis años
echado al monte, degollando franceses con la cachicuerna después de que le ahorcaran al padre, le
mataran a la mujer y le violaran a la hija. Seguro que si asomábamos por allílas orejas, con nuestro
curriculum íbamos derechos de Hendaya o Canfranc al paredón. Eso, rápido y con mucha suerte si
le caíamos en gracia al del Carmona. Menudos eran nuestros paisanos.
Totalque, entre Vilna y Vitez, ciento y pico españoles, no del 326 sino de otro regimiento, el
José Napoleón, intentaron abrirse por las bravas. Salió mal la cosa y terminaron por meter la pata
del todoal disparar sobre los franceses encargados de cortarles el paso. Así que, tras rendirse, los
hicieron formar y fusilaron a uno de cada dos, por sorteo. Tú sí, tu no. Tú sí, tu no. Carguen, ArturoPérez-Reverte La sombra del Águila
apunten, bang. Después nos hicieron desfilar junto a los fiambres para que el paisaje sirviera
de escarmiento. Aquella noche, en el vivac, ni siquiera...
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