Pedro Abelardo - Conócete A Ti Mismo

Pedro Abelardo: Conócete a ti mismo
El objetivo de Abelardo es estudiar el supremo bien y el supremo mal. La ética es la ciencia de las mores o costumbres. Distingue entre vicios y virtudes del cuerpo y vicios y virtudes del alma, centrándose en estos.
Los vicios del alma son aquellos que empujan a la voluntad hacia algo que de ningún modo debe hacerse o dejar de hacerse (así excluimos losvicios del alma que no tienen relevancia en la vida diaria). No hace una división exhaustiva de las virtudes como hizo Aristóteles.
El vicio del alma no se identifica con el pecado ni con la acción (acción externa o consentimiento) mala, se puede tener disposición corporal para la ira o la injuria pero esto no hace pecador al hombre. El vicio está presente aunque no se dé la acción. Los vicios nosarrastran al mal y nos alejan de nosotros mismos. Los vicios combaten contra nosotros de forma constante, si el alma está libre, la verdadera libertad no tiene peligro alguno. No es deshonra servir a un hombre, sino a un vicio. Vicio es todo aquello que nos hace propensos a pecar. El pecado es este mismo consentimiento, la culpa del alma por la que ésta es merecedora de la condenación o es rea deculpa ante Dios. Dios hace justicia del desprecio que se le infiere. Distinción entre pecado y voluntad mala. A veces se peca sin voluntad alguna. La voluntad que nace de un gran dolor no puede llamarse propiamente voluntad, sino padecimiento (passio), y es así porque quiere una cosa a costa de otra. Tolera lo que no quiere a causa de lo que desea. Como el inocente que su amo persigue con unaespada para matarlo, al principio huirá pero si al final lo mata no será mala voluntad, sino pecado porque se veía obligado a hacerlo para continuar viviendo. Sólo hay padecimiento cuando se hace algo contra la voluntad. A veces se comete un pecado sin voluntad mala, el pecado No se identifica con la voluntad. Debemos someter nuestra mala voluntad a un combate con la voluntad divina. Cuando ganamosconseguimos un gran mérito a ojos de Dios, no añadiendo nada la acción al mérito porque es fruto de la buena o mala voluntad. Nunca la extinguimos de cuajo y seguimos peleando con ella. Si saciamos nuestros deseos y obedecemos nuestra voluntad, entonces no hacemos nada por dios sólo obedecemos la propia voluntad. Hay que someterse a los mandamientos de dios y a su voluntad divina. Se nos manda noseguir nuestra voluntad y no aniquilarla por completo. No se trata de carecer por completo de nuestros deseos, se trata de refrenarlos (Aristóteles común). No podemos carecer de deseos dada nuestra humana debilidad. No es pecado desear, sino consentir tal voluntad. Consentimos lo ilícito cuando no nos retraemos de su ejecución y estamos interiormente dispuestos a realizarlo si fuera posible. Quiénse ve sorprendido ejecutando tal propósito añade un agravante a su culpa. Pero ante Dios todo aquel que trata de realizarlo y lo realiza en la medida de sus posibilidades es tan culpable como si hubiera sido cogido in fraganti.
Algunos pretenden que llamemos voluntario a todo pecado pero, como vamos a decir que queremos buscarnos nuestra propia ruina o hacernos merecedores de nuestra propiacondenación. Entonces somos injustos al hacer lo que no es lícito, sin querer al mismo tiempo sufrir la equidad de una pena justa, porque nadie quiere ser castigado aunque sepa que ha hecho algo que merece castigo. En ocasiones también la debilidad de la carne obliga a querer lo que uno no quiere…no está muy claro que todos los pecados sean voluntarios a no ser que entendamos por voluntario todoaquello que excluye la necesidad.
Otros se ponen nerviosos al oír que la ejecución del pecado no añade nada ante Dios a la culpa o condenación. Dicen que la comisión del pecado arrastra una cierta delectación que agrava el pecado. Este razonamiento sería válido si pudieran demostrar que el pecado consiste en la delectación carnal y que siempre que se haga será pecado, como los cónyuges cuando hacen...