Pena de muerte: argumentos a favor1
Desgraciadamente, frente al problema de la pena de muerte se ha desatado una polémica que lleva siglos, y si bien es cierto que en un comienzo de la era civilizada no se discutió el derecho social para aplicar esta Pena, ya en el Siglo IV existfan tesis contrarias de la pena de muerte talcomo se deduce de algunos escritos de pensadores cristianos como Orígenes y Tertuliano.
Pero, sin duda alguna, el filósofo de mayor importancia fue San Agustín. San Agustín tiene también una posición un tanto ambigua. En una carta a un distinguidomagistrado se manifiesta totalmente contrario a aplicar la pena de muerte, pero en su obra maestra "La Ciudad de Dios" deja abiertas a1gunas grietaspor las cuales podría decirse que e1 doctrinariamente no rechaza la pena de muerte.
Y ésta ha sido la posición de la Iglesia Católica y en general del cristianismo. Los principales exponentes en el área protestante, como son Lutero y Calvino, fueron partidarios abiertos y sin reserva de la pena de muerte. Las reservas aparecen más en el sector católico del cristianismo. La Iglesia Católica jamás,hasta el día de hoy, ha discutido el derecho de la autoridad para aplicar la pena de muerte en casos extremos. La Iglesia Católica siempre ha considerado a la autoridad como delegataria por parte de Dios de todo aquello que atañe a la conservación del bien común, incluyendo también en ese derecho la aplicación de las penas, incluso la máxima. Y es así que los u1timos documentos eclesiásticos, losdel Concilio Vaticano II y el Catecismo de la lglesia Católica, admiten en casos excepcionales la pena de muerte. Se reserva, sí, la Iglesia de decir que si se logra probar que hay otros remedios que pudieran sustituir la pena de muerte, habría que atenerse a éstos respecto a los delincuentes, y que no hay que excluir nunca el derecho a la misericordia que se ejerce a través de los indultos.No vamos a invocar todavía a Santo Tomás de Aquino, que es el inspirador de la mayor parte de los teologos moralistas de la Iglesia. Consideremos aunt teologo moral, el mas importante que ha tenido la Iglesia Cato1ica en el Siglo XX, Bernard Häring. Häring dice que el progreso de la humanidad, la madurez del hombre y SU sens,bilidad, no aconseja la pena de muerte, sino el uso de sustitutivos. Sinembargo, el Padre Haring reivindica -como todo teologo catolico- el derecho que tiene la autoridad en casos extremos para aplicar esta pena. Por lo dermas, esta es la posición oficial de la Iglesia.
En todo caso, frente a la pena de muerte, los argumentos esgrimidos pasan de un extremo a otro. Se dan argumentos doctrinarios, pero a la vez se recurre a los pasionales; se va al orden de losprincipios teóricos y luego se dan razones prácticas; se plantean problemas de conciencia, se plantean problemas de conveniencia social, de desarrollo histórico. Hay quienes no rechazan en teoría la existencia de la pena de muerte, pero, sin embargo, la rechazan totalmente en la práctica por considerarla inútil. Es aquí donde se sitúa el problema, porque el peso de esta discusión, en los ú1timos 200años, radica en las refutaciones a los dos más grandes filósofos que ha tenido Occidente, y que han sido los formadores del pensamiento cultural que hoy tenemos: Kant y Hegel, ambos partidarios de la pena de muerte. Kant, incluso, es talionista, o sea, sostiene prácticamente y en forma explícita la doctrina del Talión del "ojo por ojo, diente por diente". Hegel, en cambio, al plantear que la...
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