Persona y personaje en la vida religiosa

SUJETO PERSONAL Y PERSONAJE EN LA VIDA RELIGIOSA

Antonio Vázquez Fernández, o. de m.

1. Notas introductorias


1ª. El presente trabajo –en cierto modo, complementario de “La Sombra a nivel personal y comunitario” – está también inspirado básicamente en conceptos y modelos de la psicología analítica.; en este caso, del personaje como persona-máscara másbien funcional, contrapuesto a la persona como sujeto personal sustantivo: mientras éste representa lo que uno es ante Sí-mismo , aquél representaría cómo uno aparece ante los demás. Estoy de acuerdo con Platón y con Jung, en que el sujeto humano es un ser paradójico y solamente esta figura retórica, la paradoja, se ajusta, mejor que la simple metáfora, a la expresión de sus realidades profundasdonde anida el misterio, como ocurre en las vivencias y conductas religiosas ; preferiré, por tanto, en mi exposición a aquélla, aunque vaya, a veces, en conjunción con ésta, como aparece también en las parábolas y dichos de Jesús, reconocido por actuales exégetas. Y a pesar de serias voces que reclaman no solamente para las ciencias humanas sino también para otras más “exacta”, un “pensamiento ylenguaje complejo” , todavía hay muchos, incluso entre teólogos, que no soportan una realidad bipolar de carácter paradójico, como si lo hacía ya Tertuliano .

2ª. ¿Por qué he elegido este tema, cuando nuestro grupo intenta, esta vez, abordar aspectos fundamentales de nuestra fe y vida cristiana, no pretendiendo entrar en el espacio del misterio, sino en el humilde objetivo de iluminar ladimensión psicológica y antropoló-gica, siempre presente en todo vivencia y conducta humana? Por mi convencimiento de que pertenece a uno de esos puntos nodales del anuncio del Reino de Dios, por parte de Jesús, tal como nos ha sido transmitido por los Evangelios y la tradición cristiana. Se podría, tal vez, afirmar que aquí se juega lo que en términos actuales llamaríamos la autenticidad o no denuestra fe, identidad y vida cristiana, sin lo cual pierde su sentido la vida religiosa como instituíción; y a lo que siempre hay que retornar, si queremos renovarnos, en momentos de crisis y profundos cambios socioculturales.


3ª. La parábola del Fariseo y Publicano que entran al templo para orar recoge el sentido desenmascarador de la Palabra de Jesús, advirtiéndonos que, no sólo antenosotros mismos como afirma Jung, sino incluso ante Dios, podemos presentarnos como “personajes”, impidiendo toda auténtica oración como encuentro y anulando así sus efectos salvíficos.
4ª. Pienso con Lionnel, que vivimos en una cultura del simulacro, que sería la imagen de la imagen, siempre en peligro de manipulación, desconectados de la realidad sustantiva; y, por otra parte, existen una seriede indicios de una pérdida masiva de valores transcendentes y de sus consiguientes símbolos de carácter espiritual, seguido de un movimiento regresivo hacia lo puramente perceptible y terrestre del “aquí y ahora”, que conduce inexorablemente a un vaciamiento de la intimidad y vida interior, sustituyendo la actitud personal madura, fuente de la capacidad para un serio proyecto existencial libre,que motive la conducta, y, al no estar configurado el deseo por las normales limitaciones de apropiados códigos culturales, se desbordan frecuentemente en múltiples conductas defensivo-evasivas en busca de satisfac-ción. Con ello además pierde el sujeto la capacidad de un sereno compromiso de futuro .

5ª. Finalmente se equivocaría quien pensase que este tema no toca problemas comuni-tarios.Sí los toca y ,a nuestro parecer, muy seriamente, aunque parezca moverse solamente a nivel personal; y ello porque también una comunidad puede estar constituida, desde el punto de vista psicológico, por auténticos sujetos personales o por simples personajes: en este último caso, no podríamos con propiedad hablar de una comunidad cristiana; todavía menos de vida consagrada, formando una familia...