Platón, La República: Libro X

República
Libro X
Consideración sobre la poesía y
el destino final de las almas

Continuando con su discurrir sobre la construcción de una ciudad ideal, Platón se aleja momentánea y aparentemente de lo que respecta al tirano y al hombre feliz, para hacer mención una vez más a la poesía.
“Y, por cierto- dije-, que tengo en la mente muchas otras razones para suponer que la ciudad que fundábamos esla mejor que pueda darse; pero lo afirmo sobre todo cuando pongo mi atención en lo que toca a la poesía. […] No hemos de admitir en ningún modo poesía alguna que sea imitativa; y ahora me parece que se me muestra esto mayormente y con más claridad, una vez analizada la diversidad de las especies del alma.”1
Explica, entonces, que existen tres niveles de realidad. A modo ilustrativo, establece queexiste la Idea de cama, la cama perteneciente al mundo sensible, y la pintura de una cama. Así, distingue tres maestros de tres clases de cama: un dios, un carpintero y un pintor. Equipara a este último con aquel que reproduce todo lo que lo rodea sólo con acercar a ello un espejo. En este sentido, tanto el pintor como el espejo, no están creando realidades, o mostrando las cosas como son sino,más bien, como aparecen. El pintor puede pintar a un artesano sin la necesidad de conocer el oficio; por lo tanto, su obra es imitativa y la realidad que presenta ostenta menor dignidad que aquella de los otros dos niveles.
De forma análoga, el poeta copia el mundo, el del segundo nivel, ubicándose a mayor distancia del mundo de las Ideas. Si el poeta poseyese un verdadero conocimiento, dice Platóna través de Sócrates, no ocuparía su tiempo en la imitación, sino en la fabricación. Para su argumentación, usa de ejemplo a Homero: es evidente que su arte es la mera imitación; caso contrario, las ciudades se habrían gobernado en base a sus tragedias, habría comandado o aconsejado hacia la victoria en tiempos de guerra, o habría dejado discípulos que continuaran la propagación de su sabiduría envirtud de perpetuarla.
Así como hay tres niveles de realidad, sobre todo objeto hay tres artes distintas: la de utilizarlo, la de fabricarlo, y la de imitarlo. Es, por ejemplo, el flautista quien conocería las cualidades de las mejores flautas, y el fabricante haría caso del conocimiento del músico para producir el instrumento. El imitador, por el contrario, ignora todo esto, “no entiende nadadel ser, sino de lo aparente”2 cuya imagen se deforma según lo veamos de cerca o de lejos, fuera o dentro del agua, tenue o densamente iluminado, etcétera. Los remedios a estas distorsiones se encuentran en el medir, el contar y el pesar, siendo estos elementos, entonces, los mejores para nuestras almas, al impedir que sean engañadas por el arte imitativo. El elemento calculador es el que lleva aacatar la ley racional, y ordena a comportarse de forma mesurada, discreta, ante los infortunios de la vida. En contraste, el poeta imitativo nos presenta personajes que se regodean en su dolor, e incurren en repetidas ocasiones en lamentos, quejidos y demás comportamientos indecorosos.
“Y así fue justo no recibirle en una ciudad que debía ser regida por buenas leyes, porque aviva y nutre eseelemento del alma y, haciéndolo fuerte, acaba con la razón en la manera en que alguien, dando poder en una ciudad a unos miserables, la traiciona y pierde a los ciudadanos más prudentes. […] El poeta imitativo implanta privadamente un régimen perverso en el alma de cada uno, condescendiendo con el elemento irracional que hay en ella, elemento que no distingue lo grande de los pequeño, sino que consideralas mismas cosas unas veces como grandes, otras como pequeñas, creando apariencias enteramente apartadas de la verdad.”3
A continuación, Platón hace referencia a las recompensas de la virtud hacia el hombre justo. Empieza, para ello, asegurando la inmortalidad del alma, partiendo de entender lo malo como todo lo que disuelve y destruye, y lo bueno como lo que preserva y aprovecha. A diferencia...