Polemica Rosas Ferre

Polémica Roxas-Ferré:
Con la derrota de la Liga unitaria, en noviembre de 1831, terminó la aventura iniciada tres años
antes por Lavalle y Paz, que al frente de sus ejércitos trataron de imponer un sistema político
opuesto a la voluntad de las mayorías. Al comenzar el año siguiente el país estaba en paz y en
todas las provincias se habían instalado gobiernos de tendencia federal. Muchospensaron
entonces que había llegado el momento de reunir un Congreso que dictara una Constitución
acorde con las aspiraciones de los pueblos: ésa era, por ejemplo, la opinión de Estanislao López,
el "patriarca de la Federación". Existía, además, un compromiso formal contraído por las
provincias litorales al firmar el Pacto Federal del 4 de enero de 1831. La Comisión
Representativa integrada porsus delegados debía "invitar a todas las demás provincias de la
República, cuando estén en plena libertad y tranquilidad, a reunirse en federación con las tres
litorales y a que por medio de un Congreso General Federativo se arregle la administración
general del país bajo el sistema federal, su comercio exterior e interior, su navegación, el cobro y
distribución de las rentas generales y el pagode la deuda de la República ..." (Art. 16. inc. 5).
Oportunidad, voluntad e instrumento legal parecían coincidir para facilitar la organización del
país bajo el sistema federal. Pero entonces sobrevino lo imprevisto: en el mismo mes de
noviembre de 1831, López se enteró con "estupor" de que Rosas, gobernador de Buenos Aires,
se oponía a la reunión del Congreso y propiciaba la disolución de laComisión Representativa.
Esta sobrevivió, sin embargo, hasta marzo de 1832, en que se dirigió a los gobiernos provinciales
invitándolos a adherir al Tratado y a enviar sus representantes para preparar la reunión del
Congreso. Los comisionados de Corrientes y de Córdoba —de acuerdo, al parecer, con los de
Santa Fe y Entre Ríos— escribieron entonces sendas cartas personales a los gobernadoresde
Catamarca y La Rioja, incitándolos no solo a enviar sus diputados a la brevedad, sino también a
instruirlos en el sentido de sumarse a los anteriores para impulsar la convocatoria del Congreso.
Estas cartas, que cayeron en manos de Quiroga, fueron remitidas por éste a Rosas y luego
publicadas, desencadenando un escándalo de proporciones. En ellas acusaban muy
concretamente a Buenos Aires deoponerse a la reunión del Congreso por dos motivos
principales: 1- porque la mayoría provinciana impondría en él una política proteccionista que
perjudicaría su comercia con Europa; 2- porque al crearse un gobierno nacional las rentas
aduaneras que usufructuaba la provincia pasarían a ser propiedad de la nación. Convocaban
entonces a todos los provincianos a unirse en defensa de susintereses, opuestos a los de los
porteños.
El incidente fue aprovechado por Rosas para reforzar sus argumentos: demostraba que en la
misma Comisión Representativa había elementos interesados en sembrar la discordia entre las
provincias y que, en esas condiciones, la reunión de un Congreso resultaría peligrosa. Por lo
tanto, dispuso el retiro del diputado porteño ante la Comisión, y ésta terminó pordisolverse sin
llegar a concretar la convocatoria del Congreso. La reacción del Gobernador de Corrientes,
Pedro Ferré, dio sin embargo al episodio una prolongación interesante. Defensor empedernido
del sistema proteccionista, la nacionalización de la aduana y la libre navegación de los ríos,
insistió en señalar esas cuestiones económicas como las verdaderas motivadoras de la conducta
porteña.Rosas no se dignó a entrar en la polémica, pero si lo hicieron los periódicos de Buenos
Aires, que abrieron sus columnas a todos los que quisieron refutar las opiniones de Ferré. Esos
escritos fueron contestados desde Corrientes, y así se entabló una de las más importantes y
esclarecedoras polémicas de nuestra historia. En ella no sólo se expusieron todos los argumentos
disponibles por ambas...