Profesión Docente

Discurso y práctica.

Si damos una mirada a nuestro sistema educativo, cualquier persona podría afirmar que los docentes desempeñan su rol en un escenario de suma autonomía, libertad, democracia. La legislación en cuanto a la educación deja muy bien explícitos dichos principios y algunos de ellos los define cómo fines de la educación. ¿Asegura esto que nuestra profesión docente seaentonces una profesión autónoma y libre como lo expresa su normativa? ¿Existe acaso una coherencia entre lo que se dice y lo que se hace?
En su artículo número sesenta y ocho, la Constitución de la República expresa: “Queda garantida la libertad de enseñanza. La ley reglamentará la intervención del Estado al solo objeto de mantener la higiene, la moralidad, la seguridad y el orden públicos…”(Constitución de la República oriental del Uruguay).
Por más garantía que las palabras expresen y dejen sentado en las normas, el mismo sistema actúa como opresor sobre los actores de la educación. Así como Paulo Freire ve al alumno como un oprimido, esa situación la podemos observar entre el sistema educativo y docente. En nuestro país existe un enorme abismo entre lo que se dice y lo que se hace.Autonomía docente: factores influyentes

La pérdida de la autonomía docente podría atribuirse como consecuencia de varios factores influyentes, y de diferente índole: políticos, económicos, sociales. Debido a esa pérdida de autonomía que el docente sufre, es que se cuestiona si la docencia puede, o no, considerarse como una profesión.
Dentro de los factores que influyen encontramosla economía. Cuando la misma se encuentra en una fase de crisis, se agudizan las situaciones de desempleo y pobreza en el país. Las medidas más frecuentes que el estado adopta es el recorte en las inversiones en educación. Esto afecta al docente y limita su desempeño desde su formación hasta su práctica. No le brinda una posibilidad de desarrollo que permita mejorar la calidad de la educación.Es en ese momento donde aparecen las políticas focalizadas para tratar de evitar los peores efectos de la crisis. Pero en la formulación de dichas políticas se ignora por completo el papel que cumple el educador como formador de ciudadanos críticos y activos de la sociedad. No tienen en cuenta el punto de vista y la experiencia que puede aportar quien vive la realidad educativa día a día desdeel lugar más cercano: el aula.
La actual crisis educativa tiene que ver con la tendencia progresiva de la reducción del papel del docente en todos los niveles educativos .Este debe luchar entonces, no únicamente con lo que se refiere a las condiciones básicas de trabajo, sino también con una percepción pública cambiante de su papel como profesional de la educación. Esto puede responder ados problemas que se plantean: la formación docente basada en una ideología instrumental, en la cual se devalúa el trabajo crítico y reflexivo. El énfasis se encuentra en el dominio del conocimiento y en los métodos de enseñanza. Por otro lad, las diferentes ideologías presentes en nuestra sociedad que han contribuido a la proletarización del trabajo docente. Se ha tomado la docencia como unasalida laboral rápida y como vía de ascenso en la sociedad. Bajo esta orientación de la formación docente se esconde una figura del profesor como mero ejecutor de leyes y principios del aprendizaje. Con un cuerpo de ideas y acciones limitado y determinado por otros bajo un sistema educativo rector. Jhon Dewey afirma que “a los futuros docentes se les enseña metodologías y no a pensar y reflexionar.Todos estos factores actúan en el campo de la enseñanza reduciendo la autonomía del profesor con respecto al desarrollo y planificación de los curriculum y en el enjuiciamiento y aplicación de la instrucción escolar.
Podemos observar que es necesario dar una mirada más profunda, y no meramente técnica. Una mirada desde los principios éticos que se expresan con facilidad en el discurso y no se...