Recurso hídrico: un desafío para la gestión socioambiental.

Recurso hídrico: un desafío para la gestión socioambiental.

“El agua es vida”, “agua: líquido vital”, “agua: oro azul”, etc., son de las frases más usadas que retratan lo estratégico de este recurso. Sin embargo, cuando se trata de analizar el complejo tema del agua, muchas veces se termina pensando en que esta fuente de vida pasa a ser fuente de muchos conflictos, más aún si se reconoce queel agua representa el eje del desarrollo productivo, ambiental, social y energético.

Entre los temas más relevantes, encontramos los impactos de megaproyectos como la minería y el petróleo, el acceso y uso en áreas protegidas, el acceso y presión sobre la tierra, la posesión de territorios ancestrales, la explotación hidroeléctrica, el declive de la productividad agrícola, la contaminación y ladeforestación. Todos estos conflictos, casi sin excepción, involucran múltiples actores como el Estado, con sus diversas instancias a nivel regional y local, comunidades, pueblos indígenas y organizaciones locales, las empresas nacionales o corporaciones transnacionales, las organizaciones no gubernamentales y las técnico-académicas.

Sin duda, la raíz común de la mayor parte de estos conflictoses el incremento de la competencia por el acceso y uso del recurso. Entonces, es necesario entender que para hablar del agua se debería hablar de su manejo integral, siendo necesario organizar su explotación y conservación para garantizar su disponibilidad, calidad y distribución equitativa al largo plazo[1], que es lo que permite reconceptualizar el valor real del agua (Rodríguez, 2001:178).Bajo esta perspectiva, el panorama no ha sido alentador pues, según la Comisión Mundial del Agua, alrededor de 1400 millones de personas viven sin agua potable; siete millones de personas mueren por enfermedades relacionadas con escasez o contaminación del líquido vital; mientras que para el año 2050 se proyecta escasez de agua para 2500 millones de personas (Cisneros, et. al, 2008: 9), sincontar con que, y aunque se trate de una cuestión incierta en la actualidad, es muy posible que la vulnerabilidad[2] del elemento se agudice con los efectos del cambio climático.

Lo que se entrevé, entonces son condiciones de estrés hídrico[3] que se han extendido a nivel global (López, 2009: 549), mostrando que el manejo del recurso se ha complicado especialmente para países en los cualesco-existen una combinación inadecuada de características geográficas y de desigualdad social, política y económica estructural.

En la Región Amazónica Ecuatoriana (RAE), por ejemplo, se han identificado más de 100 conflictos en las sub-cuencas hidrográficas por el uso y conservación de recursos naturales, y aunque en su sistematización no es posible distinguir cuales se relacionan directamente con elaprovechamiento del recurso hídrico (Valarezo, 2006:187 en López, 2009:550), en la práctica se podría asegurar que el recurso hídrico luce como elemento estratégico para el desarrollo local.

Es evidente, entonces, una prolongada preocupación, por la provisión y producción de agua, la misma que se verá reflejada en presiones sobre territorios –suelos o tierras denominados tradicionalmente- dondedicho recurso está disponible[4]. Muestra de ello sucede en la vertiente oriental de la RAE donde el trasvase de aguas de una vertiente a otra, para atender el consumo doméstico del Distrito Metropolitano de Quito, que exige un 80% de la producción de dicha vertiente, va en aumento debido principalmente al crecimiento exponencial de su población urbana.

Por lo dicho, el agua se muestra como un“recurso territorial que supera su importancia en la producción de bienes agropecuarios” –alimenticios- y, más bien, incluye la “producción de un sin número de servicios ambientales”[5] (Echeverri, 2003: 7)

Bajo esta perspectiva, se entiende que el manejo del recurso hídrico se hace efectivo bajo el concepto de unidad territorial natural (Cisneros, et. al, 2008: 37). Sólo a partir de esta...