Relato

Quiero hablar contigo. O sea hablar, sin que corras. Simplemente hablar. Que se nos atraganten las lenguas con el silencio. Así. Diciendo mucho y entendiendo poco, pero eso sí, imaginando siempre demás. Con la frontera en la frente y con un pase de abordar prendado en mano.
—I’M HERE.
Tú dices que estás, y mi cerebelo —¡¿Qué pasa con tu cerebelo?! ¡Sabes que puedes decírmelo! He visto a loscerebelos más brillantes de mi generación colapsar y quedar tirados en medio de la banqueta entorpecidos, sometidos, marchitos por el silencio, hundiéndose felizmente aun sin haber zarpado. —Tú dicesque estás, y mi cerebelo se columpia sobre su tienda y desorbita, me hace trastabillar y tirito, y mis movimientos coreánicos,  —¿qué hay con tus movimientos coreánicos? ¿Qué hay de malo en ellos?—Espera. Mi cabeza tronará en un dos por tres, trabajar y coacervar memorias y bosquejos que he pensado por tanto tiempo, transcritos a post its mentales…
—El problema no es tu cerebelo tiritante, ni contodo y sus danzas coreánicas o su columpio desorbitante que te hace trastabillar. El problema es tu corazón colibrí. Tu corazón de ábrete sésamo y ciérrate sésamo.
Pero hoy, JUSTO HOY… me atarantan portodos lados. ¡QUIERO VERTE! Dame una cita. Me imagino que tú puedes mantenerte con vida, así nomás. Con todas las letras, con el tal Cortázar. Pero yo soy aún medio animal, un brututs. Muy de vez encuando más de lo que yo quisiera ser. Y al contrario de las letras (que sólo son letras), a veces dulces y otras muy sopeadas pero en mi cabeza son letras, dame pies. Quítame letras. Arrímame maíz.Devuélveme un mensaje, no me dejes fibrilar. Da vuelta en la esquina de vez en vez para que no tú, sino ese pedazo, cachito, piece of algo que te revolotea, like a kind of hipodérmicas de adrenalinaatraviesen mi dura carcaza y me permitan andar… seguirte de lejos, a gateo, a rodadas, de subida. En fin. Dices que estás… pero no estás. Y me emocionas y me descuido, empiezo a “dejar de” para...