Relatos
Me llamo Lulú. Tengo 23 años y soy la quinta en una familia de ocho retoños trogloditas (única mujercita en una tribu de testosterona). Nací en Monterrey, pero he vivido en el Distrito Federal suficiente tiempo como para considerarme orgullosamente chilanga. Soy una chava como millones en esta ciudad, algunas veces dulce y coqueta, otras respondona y aguerrida. No voypor la vida armando broncas, pero si me buscan, brinco como si me prendieran una mecha. Me gusta el sexo, la música, la noche, el antro, el teatro, el cine, la comida francesa, el color rojo, el sexo, la lencería fina, los accesorios discretos, mi cama, la decoración, los galanes, los amigos, el reventón, una conversación amena, un buen vino, los tulipanes, dormir hasta tarde los domingos, hacerejercicio y... ¿Ya mencioné el sexo? Soy, como decía, una chavita como cualquier otra. Vivo sola, estudio una carrera universitaria y me mantengo de mi trabajo, de siete de la mañana a doce o una de la tarde (según el día) estoy en la escuela, después, enciendo el celular para atender a mis clientes. A todo esto, soy prostituta.
Ya sé que suena cínico, pero ser prostituta en estos tiempos no estan escandaloso como parece. Tampoco voy a tratar de insultar la inteligencia de nadie, diciendo que es un oficio como cualquier otro, quien lo diga, nunca ha tenido que poncharse a un borracho de 120 kilos, y cara de espécimen exótico del zoológico, a cambio de unos billetes. No, desde luego que cobrar por tener sexo no se compara con ninguna actividad donde los calzoncitos se queden en su lugaren cada transacción, pero también debo reconocer que no es ya una cosa como para tomarse con demasiada solemnidad.
Afortunadamente, hasta los prejuicios evolucionan. Hoy, con muchísima razón, de una mamá soltera, se dice que es una mujer fuerte, valiente, con coraje y digna de admiración, de un artista que sale del clóset, se dice que es un ejemplo de honestidad, que se necesita tener losblanquillos bien puestos para admitirlo o, cuando mucho, que nomás ha estado viviendo la vida loca. ¿Por qué entonces no va a decirse algo parecido de una chica que le pone un justo precio a los ratos de placer que modestamente vende entre sus piernas? La neta es que aunque siempre habrá gente que juzgue y critique, me tranquiliza saber que cada vez somos más quienes vemos las cosas con generosidad ysin calificar a las personas de acuerdo al porqué, cuándo, cómo y con quién cogen.
Después de todo, en los últimos tiempos el sexo ha dejado de ser un asunto tan ceremonioso. Cada vez más gente reconoce que, aunque tener sexo por amor es de lo más hermoso, tenerlo por purita diversión es muy placentero y calma riquísimo los nervios. El caso es que justamente así me gano la vida, calmándole losnervios a mis clientes con mi boquita, con mis manos y con las caricias acompasadas de todo mi cuerpo. Cojo varias veces al día y en cada ocasión recaudo los regalitos que, generosamente, me dejan mis queridos clientes para que a mi refri no le falte nada. Unos pocos billetitos a cambio de un recuerdo inolvidable.
Eso es lo que hago para vivir, pero la neta está muy lejos de explicar quién...
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