Salud de panama
Panamá es un país muy desigual en el aspecto sanitario. Por un lado existe un 10% de población rica –la cual posee casi el 40% del total de la riqueza nacional– que gozade envidiables oportunidades de salud, similares a las observadas en las sociedades más aventajadas del mundo; otro 20% de población pertenece a la clase media cuyo estatus sanitario es razonablementebueno; un 30% de población económicamente menos aventajada, con una condición de salud deficitaria pero no paupérrima; y un 40% de población profundamente sumida en la miseria, con hambre, expuesta aenfermedades típicas de la pobreza y sin porvenir de mejoría.
Mientras ministros de Salud van y vienen, jactándose de construir hospitales y de trabajar en pro de los más humildes del país, lasenfermedades prevalecientes en regiones africanas (tuberculosis, diarrea, malaria, hepatitis, parasitosis, desnutrición) siguen azotando y diezmando a sectores marginados de nuestra nación, especialmenteen el área indígena. El sida continúa su imparable progresión, los embarazos no deseados entre niñas y adolescentes se suscitan a diario, el tabaquismo contamina de forma creciente los pulmones defumadores y no fumadores, el precio de medicamentos y la calidad de substitutos genéricos transitan en la anarquía, y las instituciones sanitarias siguen ineficientes, corruptas y duplicando susactividades.
Ante cuestionamientos periodísticos, los jerarcas del sector aluden con entusiasmo las tasas de mortalidad infantil, mortalidad materna y expectativas de vida de nuestro país. Ellos parecencreer que somos tontos y novatos en índices epidemiológicos, al abanicarnos públicamente algunas cifras aceptables dentro del contexto promedio de naciones latinoamericanas. Lógicamente, si noscomparamos con Haití, Belice, Honduras, Ecuador, Bolivia y Paraguay, somos reyes. ¿Por qué no nos comparamos con Costa Rica o Uruguay, países similares en población y poder económico? Porque nos daría...
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