Santiago díaz lópez
En el colegio, en las clases de inglés de primero de primaria, la profesora nos hacía ilustrar las palabras quenos enseñaba y desde ahí descubrí que me encanta dibujar.
Más tarde, en las clases aburridas me hacía en los puestos de atrás, para hacerle caricaturas a los profesores, para el deleite de miscompañeros.
Química la pasé a punta de dibujos, pues aunque no era bueno para esa materia, me hice con un grupo de pilos para las fórmulas y yo ilustraba los informes de laboratorio, así que siempresacábamos la máxima nota.
A la par del dibujo me gustaba escribir historias de humor, algunas de las cuales pasé al lenguaje de historietas.
En la Universidad Nacional, con otros 6 locos hicimosuna revista de humor que solo fue posible publicar cuando tuvimos el suficiente material de relleno, sobra añadir que los lectores todavía siguen esperando el número dos.
Mi primera exposición fue enla cafetería de la U: nadie habló de los dibujos, pero esa semana se vendieron muchísimos almuerzos.
Para el trabajo de grado realicé 5 historietas tamaño gigante en las que expresaba qué era elDiseño Gráfico para mí. Una de las historietas era invisible, pero afortunadamente el jurado calificador lo tomó con mucho humor. Ahora me arrepiento de no haber tenido la disciplina de guardar los trabajosde aquella época.
Con algunos compañeros hicimos caricaturas en las primeras ferias del libro de Bogotá: recuerdo a una señora que se quedó mirando mi trabajo durante media hora y al final mepreguntó:
- ¿Usted es feliz?
En la universidad trataron de convencerme por todos los medios de que en Colombia no se puede vivir de la caricatura y lo lograron el día en que me dieron el diploma deDiseñador Gráfico.
Hice historietas en el periódico La Prensa, de Bogotá, hasta que la sección dejó de salir.
Trabajé durante muchos años ilustrando artículos en el periódico El Tiempo, junto a un...
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