Sintesis: el atroz en canto de ser argentino
La historia oficial nos ha enseñado a idealizar el vocablo criollo; y la vida cotidiana, a idealizar la viveza. Se unieron ambas palabras para gestar un vicioque durante demasiado tiempo fue considerado virtud. Ya lo he azotado en otros textos y no puedo resistir volver a darle palos por el gran perjuicio que nos causa.
La viveza criolla da gracia,incluso risa. Pero su humor es negro. Tiene un efecto antisocial, segrega resentimiento y envenena el respeto mutuo. Sus consecuencias, a largo plazo, son trágicas. No sólo en el campo moral, sino en losdemás, incluso el económico. Pone en evidencia una egolatría con pies de barro, un afán de superioridad a costa del prójimo y una energía que se diluye en acciones estériles. Es importante queaprendamos a detectarle sus mañosas fintas. Y mucho mejor que aprendamos a erradicarla de nuestra mentalidad. Tiene la fuerza de la peste. Y nos ha vulnerado hondo.
Veamos.
Empieza en forma amable, como unproducto emblemático de la literatura anónima: El Lazarillo de Tormes. Ahí está concentrada con gracejo la picaresca de España. Su personaje central soporta humillaciones para obtener comida o unsitio donde dormir. Tiempo después, este Lazarillo gestó su epígono en la remota Argentina.
El nuevo sujeto cambió de ropa y de modales, no sólo de gentilicio; ya no se limita a las travesuras contadasen aquella novela, que vio la luz en Burgos hacia 1554. El sucesor argentino es un hombre orquesta que no se dedica sólo a buscar lecho y comida, sino que anhela mucho más porque se considera el...
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