sociales
DOMINGO SIETE
Había una vez dos compadres: el uno tenía casa, tierras, animales y todo lo que los hombres creen que necesitan para ser felices, pero vivía casi siempre de malgenio porque tenía coto. Se llamaba Régulo. Agustín, el otro, era pobre y nada tenía, pero le gustaba cantar y era el primero en burlarse de su cuello, también abultado.
Un domingo en el mercado,Agustín se quedó mirando unos marranos y pensando cuándo sería que los podría comprar. Sin saber a que horas, se le hizo tarde. Oscureció, así que se decidió no emprender el camino de regreso a su casa,pues era lejos, sino quedarse a dormir debajo de un inmenso árbol, bien cobijado con su ruana. Toda la noche soñó Agustín con los marranos que no había podido comprar, y cundo ya clareaba lo despertóuna algarabía de pájaros. Se pudo a oir con atención y escucho que cantaban:
Lunes y martes
Y miércoles tres,
Lunes y martes
Y miércoles tres.
Los pájaros bajaron a revolotear sobre él,encantados con a copla que había continuado Agustín y, como en los cuentos de hadas, le dijeron que podía pedirles un deseo.
¡Qué me quiten el coto!- exclamó Agustín.
Y, en efecto, al tocarse elcuello, el bulto ya no estaba. Los pájaros, además, le echaron morrocotas de oro en el bolsillo y se alejaron felices cantando su copla completa.
Cando Régulo vio a su compadre sin coto, se puso verde dela envidia y su rabia creció cuando, el otro domingo, vio que Agustín compraba seis hermosos marranos y dos vacas lecheras
-Agustín – le dijo-, tú estás en tratos con el diablo, ¿cómo si no ibas aquedar con el cuello liso y a volverte rico de la noche a la mañana?
Agustín soltó la risa y le contó la historia de los pájaros. Antes de que Agustín hubiera acabado de hablar. Régulo saliócorriendo hacia el árbol y se puso a zarandear las ramas hast cuando los pájaros cantaron:
Lunes y martes
Y miércoles tres,
Jueves y viernes
Y sábado seis.
Lunes y martes
Y miércoles tres, ...
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