Sociedades Históricas y cambio en el tiempo.
Antonio Gabriel Rosón.
Profesor de Historia de la Universidad Complutense de Madrid
El tema que se propone no es neutral. Está enclavado dentro de una Campaña que define los dos campos enfrentados: «Jóvenes contra la intolerancia». La Historia aquí aparece como una de las armas que se van a esgrimir en esta lucha y, naturalmente, sepretende que se encuentre en el arsenal de los jóvenes y no en el de la intolerancia.
Desde esta alegoría combatiente son muchos los problemas que se presentan a una reflexión que quiera ser clarificadora del pensamiento y generadora de paz. Porque la claridad; si para el filósofo es cortesía, según la expresión orteguiana, para el educador es una exigencia insoslayable. Aunque, a vecesla claridad sea exigencia dolorosa ya que filosofar es a la vez, nos dice, profundizar y patentizar1.
Inútil subrayar que estamos en los antípodas de la respuesta llena de zumba que se daba en medios estudiantiles a la pregunta maliciosa sobre la diferencia entre filosofía e historia: La historia habla de cosas que no se conocen con lenguaje que todo el mundo entiende, mientras que lafilosofía trata de cosas que todo el mundo conoce con palabras que no entiende nadie. Una y otra exigen reflexión, claridad y otras muchas cosas. Pero volvamos a la Historia y sus problemas.
1. El problema de la Historia:
Estas líneas quisieran ser no un monólogo sino un diálogo con profesores y educadores de adolescentes y jóvenes de esta España nuestra que nos preocupa y nos «duele».La tarea es delicada y compleja en un horizonte que se presenta nublado. Instrumentos legales no faltan. Tenemos la Constitución, la LODE, la LOGSE, decretos, resoluciones que presentan los grandes ideales educativos en los principios de igualdad, tolerancia, solidaridad, cooperación, convivencia, derechos y libertades fundamentales, no discriminación, respeto a todas las culturas. Y, sinembargo, a pesar de tecnicismos, tales como contenidos curriculares con su despliegue de contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales es terrible la prosa leguleya y seudocientífica-, con excesiva frecuencia educar en España, como para Larra escribir; es llorar. Que está muy lejana la meta y es muy pedregoso el camino. Porque en el mundo del tanto ganas, tanto tienes, tanto vales,-primacía del tener sobre el ser-, el profesor; el educador; socialmente rebajado por su sueldo, es objeto de exigencias sociales como altura de miras y saberes, capacidad científica y pedagógica, mientras las actitudes de los alumnos, los padres y la misma administración persiguen intereses opuestos, con no escasa frecuencia, y le piden que defienda unos valores en los que muchas veces no creenquienes se los exigen.
Pero en el fondo, leyes y decretos, con sus agobiantes términos legales traslucen un gran sueño y una gran esperanza de la sociedad española. Porque, como no hace mucho recordaba el Profesor y novelista Sampedro, cuanto mayores son los motivos para el pesimismo, mayores son las razones para la esperanza.
1.1. Ortega y Zubiri: para comprender lo humano hay que contarla historia.
Estamos acostumbrados a manejar cosas y a vivir con ellas sin que por lo mismo conozcamos su ser íntimo. Nos ocurre cuando enchufamos el tostador de pan, cuando ponemos en marcha el automóvil o apretamos el mando a distancia del televisor: no nos planteamos grandes cuestiones de física o de electrónica ni falta que nos hace para desayunar o viajar o ver el Western.
Algo asínos ocurre con los conceptos: los utilizamos en nuestro lenguaje diario en su acepción vulgar y con ellos vivimos y hacemos camino y conversación con los otros. Hasta que decidimos hacer un alto en ese camino y empezamos a abrir el concepto como el niño despanzurra su juguete. A partir de ese momento lo que nos parecía obvio y natural se nos torna problemático. Esto nos ocurre con la cuestión de...
Regístrate para leer el documento completo.