SUICIDIO
Del suicidio como de una forma de contagio social se sabe bastante desde antiguo. En el capítulo 13 de las memorias juveniles de Goethe hay unas estupendas páginas sobre el suicidio. Porque él,, que es considerado como el más olímpico de los literatosdurante años, en la juventud fue un ser atormentado, por enfermedades y pensamientos tétricos: pensamientos de suicidio precisamente. Vio así también más claro que nadie cómo muchos jóvenes alemanes de su generación pasaron por situación parecida a la suya y cómo algunos sucumbieron ante la tentación obsesiva. Goethe pensaba que ésta, en gran parte, se hallaba condicionada por, lecturas yespecialmente por influencia de la literatura: inglesa. Cuando era ya viejo confesaba a Eckerman que sólo había leído una vez y 10 años después de publicado el Werther; y cuando era ya en verdad un personaje olímpico, hubo otro movimiento literario que produjo bastantes suicidios juveniles: el romántico. La memoria del poeta inglés, contemporáneo del mismo Goethe, Chatterton, que se envenenó con arsénico alos 18 años, fue ensalzada, y el joven o adolescente considerado como un héroe de la juventud de 1830. Pasan las generaciones y a fines del siglo XIX vuelve a haber otra fase de inquietud suicida entre los jóvenes, artistas y literatos. Pero esto parece que es poca cosa desde el punto de vista estadístico frente a los suicidios de banqueros, hombres de negocios y gente por el estilo de nuestraépoca. También de enfermos y viejos cansados. Hay memorables casos de suicidio por aburrimiento y Goethe en su análisis se refiere a cierto inglés que se suicidó porque le cansaba vestirse y desnudarse todos los días. Bien. Este aburrimiento u otro muy parecido existe hoy en parte de la juventud, que lo evita llevando la misma ropa meses, sin desnudarse y sin suicidarse individualmente pero sí demodo colectivo, en común. Goethe mismo se detuvo a pensar sobre cuál era la forma más bella de suicidio: rechazó el ahorcarse, el abrirse las venas, el envenenarse y otras conocidas y llegó a la consecuencia de que el suicida más elegante de la historia había sido el emperador Othon, que se clavó un puñal en el corazón al ser derrotado... y después de un alegre convite con amigos fieles. Hay, pues,suicidios y también motivos de suicidio. Ahora vemos cómo jóvenes (que no se parecen en nada a Othon ni a cualquier otro atildado dandy romano de su época, en trance de hacer lo mismo que éste hizo) se reúnen en rincones sórdidos llenos de cascarrias y buscan la muerte lenta mediante la droga, el estupefaciente. Yo no sé cómo clasificaría Durkheim a esta forma de suicidio colectivo. Egoísta...
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