Teatro En Tránsito

TEATRO SIN FRONTERAS

Por Olga Cosentino

Desde el principio de los tiempos la criatura humana viaja. Y viajar duele. El terreno que se pisa y las geografías que se atraviesan provocan heridas, obligan a mimetizarse, a armarse, a cargar equipaje, a cambiar la apariencia y el lenguaje, a perder algo de uno mismo. Pero esos dolores y esas pérdidas tienen menos que ver con la muerte que con elcrecimiento. Aunque, como me dijo alguna vez la escritora y dramaturga italiana Dacia Maraini: “Todo depende de cómo se viaje. Si se lo hace como turista pasivo, las pérdidas son pocas pero también las ganancias son escasas. Sólo los viajes que comportan conocimiento de otros pueblos, de su idioma, de su cultura, de sus costumbres y de su mentalidad pueden dar savia al árbol de la vida humana. Sonviajes en los que se experimenta el encuentro y el desencuentro con el otro; obligan a ponerlo todo en discusión, a aceptar la confrontación. Y se puede regresar herido. Por eso muchos temen los verdaderos viajes de descubrimiento”.
También el teatro viaja desde sus orígenes, cuando nuestros remotos antepasados salían de sus cuevas para cumplir en comunidad con sus primitivos rituales, en laesperanza de obtener buena caza, calmar las furias de la naturaleza o atraer la indulgencia de los dioses.
Fiel a sus raíces migrantes, hoy el teatro mantiene aquella vocación de tránsito. Es cierto que desde la Grecia clásica hasta acá se han levantado grandes estructuras para dotar al rito del templo que lo territorialice. Los anfiteatros griegos esculpidos en las laderas semicirculares de lascolinas, los anfiteatros romanos, los patios de comedias del Siglo de Oro español o de la Inglaterra isabelina, los ornamentados teatros neoclásicos y románticos y los más modernos espacios contemporáneos destinados a las artes de la escena no han conseguido sin embargo --ni lo han intentado-- domesticar la vocación itinerante de las artes que allí se practican. En expresiones populares del medioevoy el Renacimiento como la Commedia dell’arte o las compañías de cómicos de la legua, así como en formas tradicionales que sobreviven en este tercer milenio, como el circo o los carnavales, el arte y juego de la representación está ligado a necesidades básicas y exclusivas de la especie: reflexionar sobre la propia condición, comunicar la alegría y el sufrimiento, polemizar, denunciar y resistir,siempre como afirmación vital.
En este tiempo contemporáneo, caracterizado por grandes y aceleradas transformaciones, el teatro en tránsito es una vía cada vez más dinámica de intercambio entre los pueblos, capaz de documentar, comentar y difundir realidades así como de construir subjetividad con independencia de lo que dicten o impongan a la sociedad los intereses de superestructuras como elpoder político, económico o mediático. Es que el teatro, como todas las expresiones culturales genuinas, suele ingeniárselas para cruzar fronteras sin visado.





LA ESCENA IBEROAMERICANA

Además de las giras de artistas solistas y compañías, los encuentros y festivales internacionales de la región contribuyen a un intercambio orgánico y periódico, donde es posible tomar contacto conlenguajes, estéticas, costumbres y vivencias de otras comunidades.
En este sentido, la reciente edición del Festival Iberoamericano de Teatro que desde hace siete años se organiza en la ciudad de Mar del Plata, contó entre otras contribuciones, con propuestas escénicas de Bolivia, Chile, Paraguay, Brasil y España, además de una nutrida muestra de creaciones nacionales de Buenos Aires, de la ciudadanfitriona y de varias localidades del interior. En ese marco, uno de los actores participantes, el brasileño Daniel Alberti, ofreció un trabajo actoralmente descollante titulado Strangenos (Extranjeros, por la compañía Teatro Labirinto de San Pablo), sobre la relación entre el cuerpo y la extranjería. “La persona que emigra –amplió Alberti a la cronista en una charla posterior al estreno— se ve...