Teoría Psicoanalítica - Resumen - Punto Xiii

TERCERA PARTE: PARADOJAS DEL ORDEN.
13) Puesta en cuestión del principio de placer.
1920: Más allá del principio de placer. Capítulos II, III, IV y V.

a) Sueños que no son cumplimiento de deseo, juegos que no persiguen el placer, repetición de experiencias que no contuvieron posibilidad alguna de placer.
Freud cuestiona el principio de placer al observar la repetición de experiencias queparecen desprenderse de éste. Para esclarecer la cuestión aborda los sueños de la neurosis traumática y el juego infantil.
En la neurosis traumática común se destacan dos rasgos: que el centro de gravedad de la causación parece situarse en el factor de sorpresa, en el terror, y que un simultáneo daño físico o herida contrarresta en la mayoría de los casos la producción de la neurosis.
La angustiadesigna cierto estado como de expectativa frente al peligro y preparación para él, aunque se trate de un peligro desconocido; el miedo requiere un objeto determinado, en presencia del cual uno lo siente; en cambio, el terror es el estado en que se cae cuando se corre un peligro sin estar preparado: destaca el factor de sorpresa. La angustia no llevaría a la neurosis traumática, pues algo protegecontra el terror.
Los sueños de las neurosis traumáticas muestran al enfermo la situación de su accidente. Sin embargo, ellos no suelen recordarla en la vida de vigilia, prefieren no pensar en ello. Aquí se desconoce la naturaleza del sueño, porque lo propio sería presentar al enfermo imágenes de cuando estaba sano o de su esperada curación.
Respecto al juego infantil, Freud relata el juegoautocreado de un niño de un año y medio, que no lloraba cuando su madre lo dejaba, a pesar de la ternura que le tenía a ella.
El niño tenía un carretel de madera atado con un piolín, al que arrojaba por la baranda de su cuna; al hacerlo profería un «o-o-o-o» que, según la madre, significaba «fort» {se fue}. Luego, tirando del piolín, sacaba el carretel de la cuna y decía «Da» {acá está}. Se trataba dehacer desaparecer y volver. Las más de las veces sólo hacía el primer acto, aunque el mayor placer correspondía al segundo.
La interpretación del juego se entramaba con el gran logro cultural del niño: su renuncia a la satisfacción pulsional de admitir sin protestas la partida de la madre. Es imposible que la partida le resultara agradable o indiferente. Entonces, ¿cómo se concilia con elprincipio de placer que repitiese en calidad de juego esa vivencia tan penosa para él? Acaso se responderá que era la condición previa de la reaparición, que contendría el genuino propósito del juego. Pero lo contradice el hecho de que el primer acto, el de la partida, era escenificado por sí solo y con mayor frecuencia que el juego íntegro llevado hasta su final placentero.
Se tiene la impresión deque el niño convirtió en juego esa vivencia por otro motivo. En ella era pasivo, y ahora se pone en un papel activo, a pesar de ser displacentera. Los niños repiten en el juego todo cuanto les hizo gran impresión en la vida, así abreaccionan su intensidad y se adueñan de la situación. Pero, por otro lado, también se observa que el carácter displacentero de la vivencia no siempre la vuelveinutilizable para el juego.
Pero surge una duda: ¿Puede el esfuerzo de procesar psíquicamente algo impresionante exteriorizarse de manera primaria e independiente del principio de placer? Si ese esfuerzo repitió en el juego una impresión desagradable, fue sólo porque la repetición iba conectada a una ganancia de placer de otra índole, pero directa.

b) El aparato-vesícula: sustancia estimulable ysuperficie.
Freud propone pensar al organismo vivo como una vesícula indiferenciada de sustancia estimulable; su superficie vuelta hacia el mundo exterior está diferenciada por su ubicación y sirve como órgano receptor de estímulos.
Así, por el incesante embate de los estímulos externos sobre la superficie de la vesícula, su sustancia se altera hasta cierta profundidad, de suerte que su proceso...