Thomas hobes: el leviatan: el estado cap. xvii-xviii
cap. XVII-XVIII
El estado no es la conjunción de un pequeño número de hombres lo que da a los Estados esa seguridad, porque cuando se trata de reducidosnúmeros, las pequeñas adiciones de una parte o de otra, hacen tan grande la ventaja de la fuerza que son suficientes para acarrear la victoria, y esto da aliento a la invasión. La multitud suficiente paraconfiar en ella a los efectos de nuestra seguridad no está determinada por un cierto número, sino por comparación con el enemigo que tememos, y es suficiente cuando la superioridad del enemigo no es deuna naturaleza tan visible y manifiesta que le determine a intentar el acontecimiento de la guerra.
Entre esas criaturas, el bien común no difiere del individual, y aunque por naturaleza propenden asu beneficio privado, procuran, a la vez, por el beneficio común. En cambio, el hombre, cuyo goce consiste en compararse a sí mismo con los demás hombres, no puede disfrutar otra cosa sino lo que eseminente. No teniendo estas criaturas, a diferencia del hombre, uso de razón, no ven, ni piensan que ven ninguna falta en la administración de su negocio común; en cambio, entre los hombres, hay muchosque se imaginan a sí mismos más sabios y capaces para gobernar la cosa pública, que el resto; dichas personas se afanan por reformar e innovar, una de esta manera, otra de aquélla, con lo cualacarrean perturbación y guerra civil. Aun cuando estas criaturas tienen voz, en cierto modo, para darse a entender unas a otras sus sentimientos, necesitan este género de palabras por medio de las cualeslos hombres pueden manifestar a otros lo que es Dios, en comparación con el demonio, y lo que es el demonio en comparación con Dios, y aumentar o disminuir la grandeza aparente de Dios y del demonio,sembrando el descontento entre los hombres, y turbando su tranquilidad caprichosamente.Las criaturas irracionales no pueden distinguir entre injuria y daño y, por consiguiente, mientras están a...
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