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Se trata, pues, más que de unespecial punto de partida, como lo plantea Blondel, de un impulso que lleva al hombre a un «niás allá» de los límites de la ciencia; de una mayor profundidad en nuestra búsqueda de la verdad -como el que trata de hallar firme para apoyar en él los cimientos de un edificio-; o, si se quiere otra clase de metáfora, de una mayor altura en el saber, en frase de Corts. Cierto que, dentro del campo de laciencia, podemos llegar a conceptos de una gran generalidad, pero que, no obstante, no trascienden del campo puramente científico al requerir una explicación basada en conceptos situados más allá. «Hay un gran sector de la ciencia -dice Ruiz Moreno- que no puede ser explicado por sí mismo ni dentro de sí mismo, evidenciándose de ahí la necesidad de trascender la cosa para intentar la conquista de laexplicación y comprensión final».
Por lo que al Derecho se refiere, hay «un sinnúmero de problemas, interrogantes y espacios vacíos a la comprensión del espíritu, que quedan sin resolver. Comenzando por el concepto mismo del Derecho». «La definición del Derecho in genere -escribe Del Vecchio- es una investigación que trasciende de la competencia de todas y cada una de las cienciasparticulares y constituye precisamente el primer tema de la Filosofía del Derecho». Decía Carnelutti (v.) en una carta dirigida a Jorge del Vecchio en 1923, que cuando se asciende de la ciencia a la filosofía, la visión se hace más amplia, pero menos precisa. Creemos errónea esta afirmación en la que el paso del conocimiento científico al filosófico, viene a compararse con la ampliación de unafotografía, que tiene un contenido idéntico al del original; mas aquí, a esa mayor abertura que supone una mayor extensión del conocimiento, se corresponde, según enseña la Filosofía en general, una menor comprensión, es decir, un conocimiento más simple.
Aparición del término. En cuanto a la F. del D., es evidente que esa mayor amplitud en lo que abarca desde esa «mayor altura delsaber» supone la reducción de las normas jurídicas a unos pocos conceptos y de tal generalidad que puedan, por tanto, ser intemporales y universales, sin que ello autorice a confundir ese carácter general con la imprecisión de los mismos. Aun sin llamarla -como se la podría llamar, con Jorge Del Vecchio en su obra La Justicia- coetánea del espíritu humano, es cierto que la reflexión filosófica...
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