Una historita

Tiempo Peligrosopor Reidar
4/24/2009

Recuerdo ese día, oh sí, lo recuerdo muy bien. Recuerdo que al comenzar nuestra aventura era en un día lindo de verano en los alrededores de Naranjal.
Yo vivía en una granja, mi padre era agricultor y mi madre era ama de casa. Cerca de mi casa había un bosque mediano (cuando digo mediano digo como del tamaño de todas las chacras de los achés) y crecíexplorando ese lugar y por eso, cuando tenía 12 años, ya sabía mucho de cómo sobrevivir en el monte.
Yo tenía dos amigos: Caleb Rufer y José Dregan. Caleb vivía en una granja no tan lejos de mi casa y José era de la ciudad. Caleb era el más serio, mientras que José era lo oposito. En ese día los dos me estaban visitando.
Como muchas veces pasa cuando tienes amigos en tu propia casa intentasentretenerlos y eso justamente hice yo. Solo nos sentamos ahí y hablamos torpemente, jugamos algunos juegos, y volvimos a hablar torpemente (esta vez aun más porque no había mucho mas sobrando para hablar) hasta que, de alguna forma u otra, resolvimos explorar mi monte.
Había un río que cruzaba más o menos por el centro del monte. Era un río medio grande con algunas islas pequeñas. Como se puedeimaginar, nosotros nos deleitábamos en ese río y poníamos diversos nombres a las islas. Todos nos dijimos que después de explorar mi monte íbamos ir al río, aunque sin decirlo la idea era pasar menos tiempo explorando y más tiempo en el río.
Había un caminito principal hasta el río, pero yo recientemente había encontrado un atajo. Porque era muy reciente no lo había explorado tanto y procedía concuidado. Estábamos explorando cuando escuchamos a José gritar: “¡Pedro, Caleb, vengan rápido!”
Nos apresuramos hasta el lugar donde estaba José y paramos boca abiertos cuando vimos lo que el encontró. Nunca antes de eso había visto algo parecido. Era redonda y plano, con una cúpula negra en la cima. Parecía un plato volador excepto que en un lado de la cúpula había una clase de púa queextendía desde la parte superior de la cúpula hasta el borde de la máquina.
“¿Qué crees que es?” pregunte.
“Parece un OVNI,” dijo José “¿crees que estén invadiendo la Tierra?”
“Si están, han quedado aquí por mucho tiempo” dijo Caleb, mirando la suciedad de la superficie metálica de la máquina.
No recuerdo muy bien si era Caleb o José, pero alguien tiró un palo a esa Máquina. El palo golpeóal metal, rodó y cayó al suelo, sin causar ningún daño.
“Creo que eso significa que nadie está ahí” yo dije.
Comenzamos a acercarnos de poquito a poquito hasta que tocábamos la máquina. Comenzamos a rodear esa cosa, solo mirando y tocando el metal frío y resplandeciente, hasta que José nos llamó.
Cuando llegamos juntos a él vimos su descubrimiento. Había una pequeña entrada angosta en elborde de la máquina andando unos cuatro o cinco pasos hacia adentro hasta que terminaba en una pared y José ya estaban adentro inspeccionándolo. Todos nos acercamos y miramos junto con él en ese lugar angosto. Nos quedamos ahí por un ratito, pero pronto descubrimos que había poca ventilación en ese lugar.
“¡Uf, que calor!” dijo Caleb después de un rato y se recostó contra la pared.
“Sí,”dijo José levantándose. “muucho calor” y con eso dio una patada inofensiva a la pared. Un sonido se escuchó y después un clic. Todos miramos alrededor de nosotros pero sin mover de nuestros lugares.
Entonces miré a Caleb. Había una luz todo alrededor de su cabeza. “¡Caleb!” dije asombrado “¿Qué es esa luz?”
“¿Qué?” dijo confundido “Yo no veo ninguna luz”
“No, no. Detrás de ti, detrás deti.”
Caleb se dio la vuelta y encontramos la causa de la luz. Era un rectángulo chico, como el tamaño de una mano, que estaba incrustado en la pared. Quedamos ahí solo mirando y pensando hasta que levanté mi mano, lo puse en el rectángulo y empujé. La superficie se sentía tibia al tocar y había un poco de estática pero no dolía, pero después de un rato sí. Saqué mi mano y se abrió una...