Una politica de la interpretacion
¿Y no se puede escuchar una idea semejante en ciertos psicoanalistas cuando hablan de la interpretación como una intervención (y también, si se me disculpa el mal juego de palabras, una inter¬versión, una versión intercalada) que modifica la relación del sujeto con su propio relato, con su "novela familiar"? ¿0 en el propio Freud, para quien la historia de Edipo no esun mero "ejemplo" sobre el cual aplicar su teoría sino, otra vez, un instrumento para intervenir críticamente en la imagen que la cultura occidental tiene de sí misma? ¿0 en Faulkner, cuando decía que escribir (o sea, "inter¬pretar el mundo") era para él, sencillamente, poner en el mundo algo que antes no estaba? ¿Y no se está diciendo todo esto con una claridad "inocente" cuando se habla delinstrumentista musical o del actor de teatro como de un intérprete, para indicar que, cuando es bueno, él hace escuchar el texto musical o dramático como nunca antes lo habíamos escuchado? ¿Qué significa todo esto, sino que la cultura para bien o para mal no consiste en otra cosa que en el combate de las interpretaciones? Podemos, por supuesto, huir de ese combate, retirarnos en la puracontemplación, no estética sino estetizante. Pero es inútil pretender que con eso adquirimos no sé qué incontaminada dignidad, que es poco más que la ridícula prestancia del avestruz. Con las políticas de la interpretación sucede, sencillamente, lo mismo que con la política a secas: o la hacemos nosotros, o nos resignamos a soportar la que hacen los otros.
Ahora bien: una política de la interpretación surgeprecisamente en aquellas prácticas interpretativas ostensiblemente más alejadas de un interés político inmediato y evidente, pero que apuntan a destotalizar (util¡zo ex profeso este término sartreano para distinguirlo de la "deconstrucción" postestructuralista) los "regímenes de verdad" (Foucault) constituidos y/o institucionalizados por una cultura, y a retotalizarlos oponiéndolos a otrasestrategias interpretativas. Una práctica semejante es política en el sentido más amplio más, allá de la delimitación de su objeto específico, que puede ir desde el cuestionamiento de la geometría euclidiana hasta el refinado debate filológico sobre un fragmento del Torquato Tasso porque afecta a la imagen entera de la polis, entendida como el espacio simbólico en el que se juega el conflicto entre losdiferentes sistemas de representación que una sociedad construye sobre sí misma. En este sentido, lo que Ricoeur ha llamado el "conflicto de las interpretaciones" es un componente constitutivo del combate ideológico desarrollado alrededor de lo que Gramsci denomina el "sentido común" de una formación social, combate esencial para la construcción de la hegemonía, de un consenso legitimador parauna determinada forma de dominación social. Es, por lo tanto si se me permite la expresión , una lucha por el sentido, que busca violentar los imaginarios colectivos para redefinir el proceso de producción simbólica mediante el cual una sociedad y una época se explican a sí mismas el funcionamiento del Poder.
Así tomada, como construcción de consenso para privilegiar una estrategia de...
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