Unidad 1

Identidad, Justicia y Verdad. Estela B. de Carlotto

Mi larga trayectoria como militante en el campo de los Derecho Humanos habla de manera implícita de una larga vida, por lo que generacionalmenteimplica haber sido educada y formada en una sociedad respetuosa del otro y de las diferencias.
La dictadura militar que impuso el terror y la muerte a partir del 24 de marzo de 1976 nos obligó a uncambio radical de vida y actividades. Sin saber cómo hacerlo salimos a la búsqueda de nuestros seres queridos que pasaban día tras día a integrar la nómina de los “desaparecidos”. Sobre todo, nosotras,las madres de estas víctimas, elegimos el camino del riesgo, el peligro, la zozobra sin medir las consecuencias sólo ganadas por el amor y el derecho a que regresen al hogar. Por nuestra formación,pertenecemos a una generación que no se permitía presentir que este camino-calvario sería una opción de vida para siempre. Ya han pasado casi tres décadas, años en los que sin abandonar la lucha fuimosabriendo caminos, imponiendo nuevos conceptos, haciendo docencia ciudadana. A muchos conciudadanos les resultaba difícil creer en nuestra verdad, en las desgarradas historias sobre familias enterassecuestradas, desaparecidas, en las que los ofendidos eran jóvenes, ancianos y niños. De allí en más hubo que arar estas ideas de incredulidad metiéndonos en el corazón de la gente cuando nospreguntaban: “¿Niños desaparecidos, robados, secuestrados, bebés antes de nacer?”.
Nuestro camino se fue enriqueciendo con nuevas e impensadas actividades en favor del respeto a la todos los derechos humanos,es decir, los derechos que merece el hombre por su condición de tal.
Nuestra búsqueda de los nietos robados nos hizo participar en la letra del articulado de la Convención Internacional por losDerechos de los Niños y Adolescentes aprobada como tal por las Naciones Unidas en el año 1989 e incorporada a nuestra Constitución en 1994.
Contribuimos a fundamentar los artículos 7, 8 y 11, donde se...