Varios
Por esos tiempos vivía en una “comunidad” –claramente es un eufemismo para designar una miserable casa que en tiempos idos había sido habitable, pero que ahora, había queafirmarla para que no se cayera- y mis vecinos, todos sin excepción, claramente no eran normales. J, el dueño de casa, tenía todo para ser el próximo sicópata next big thing, de aquél que todos hablan ytemen. Vivía en una casa que ya se caía sola de desvencijada, pero con pinturas de Pacheco Altamirano, porcelana de Limoges para tomar once y reloj Patek Phillipe. Un tipo raro. Mi novia –no van a creerque soy un solitario como Clint Eastwood, lacónico y cool. No, eso no existe. Cuando estás solo eres una plasta que usa chalecos con cuello apretado y pantalones con pinzas- siempre me advirtió sobreeste tipo. Tampoco me mataba su compañía, a veces hablábamos de libros y me contaba sus andanzas literarias. Su gusto artístico era discutible, típico de esos tipos que leen sólo los libros de susamigos. En fin, a este tipo le depositaba todos los meses el arriendo.
A lado de mi casa, en el B, vivía un señor del que nunca supe ni el nombre. En el año que viví allí, habré hablado con él un...
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