Vigilar y castigar

1. EL CUERPO DE LOS CONDENADOS.

No se sanciona da la misma forma a los delitos, pues no se castiga al mismo genero de delincuentes. Pero definen bien un estilo penal determinado.
En unas cuantas décadas, ha ido desapareciendo el cuerpo suplicado, descuartizado, amputado, marcado simbólicamente en el rostro o el hombro, expuesto vivo o muerto u ofrecido en espectáculo. Actualmente, laejecución pública se percibe como un foco en el que se reanima la violencia.
El castigo tenderá a convertirse en la parte mas oculta del proceso penal. La ejecución de la pena pasa a convertirse en un sector autónomo, un mecanismo administrativo del cual la justicia se desentiende liberándose así de su sorda desazón por un escamoteo burocrático de la pena.
La desaparición de los suplicios es elespectáculo que se borra y es el relajamiento de la acción sobre el cuerpo del delincuente.
Ahora, se dirá que la prisión, la reclusión, los trabajos forzados, el presidio, la interdicción de la residencia y la deportación son penas físicas que recaen sobre el cuerpo. El cuerpo se encuentra aquí en situación de instrumento o intermediario y es para privar al individuo de una libertad considerada a lavez como un derecho o un bien.
Desaparece, a comienzos del siglo XIX, el gran espectáculo de la pena física, se disimula el cuerpo suplicado y se excluye del castigo el aparato teatral del sufrimiento y se entra en la era de la sobriedad punitiva.
Basta mencionar tantas precauciones para comprender que la muerte penal sigue siendo en su fondo un espectáculo, que es necesario prohibir. La penaha dejado de estar centrada en el suplicio como técnica de sufrimiento para pasar a tener por objeto principal la perdida de un bien o un derecho.
La atenuación de la severidad penal es un fenómeno muy conocido por los historiadores del derecho. Sin embargo, durante mucho tiempo ha sido considerada como un fenómeno cuantitativo.
A la expiración que causa estragos en el cuerpo debe suceder uncastigo que actué en profundidad sobre el corazón, el pensamiento, la voluntad y las disposiciones. Se tenía como objeto principal que el castigo cayera más sobre el alma que sobre el cuerpo.
La definición de las infracciones, la jerarquía de su gravedad, los márgenes de indulgencia, lo que se toleraba de hecho y lo que estaba legalmente permitido se ha modificado ampliamente. Muchos delitos handejado de serlo, por estar vinculado a determinado ejercicio de la autoridad religiosa o a un tipo de vida económica.
El conocimiento del delincuente, la apreciación que se hace de el, lo que se puede hacer acerca de las relaciones entre el, su pasado y su delito y lo que se puede esperar de el para el futuro son modos de calificar a un individuo.
Al alma del delincuente se la invoca con tantoénfasis, con tal preocupación para comprender y una tan grande aplicación científica es realmente para juzgarla a ella, al mismo tiempo que al delito, para que forme parte del castigo.
Al inscribir solemnemente las infracciones en el campo de los objetos susceptibles de un conocimiento científico, proporcionan a los mecanismos del castigo legal un asidero justificable no ya simplemente sobre lasinfracciones, sobre los individuos; que son, serán y pueden ser.
Todo un conjunto de juicios apreciativos, diagnósticos, pronósticos, normativos, referentes al individuo delincuente se han alojado en el armazón del juicio penal. Todo delito o infracción ahora llevan en si mismos como sospecha legitima la hipótesis de la locura o de la anomalía.
El juez de nuestros días no es el único que juzga.A lo largo del procedimiento penal bulle toda una serie de instancias anejas. Todo el aparato que se ha desarrollado desde hace años en torno de la aplicación de las penas desmultiplica las instancias de decisión judicial y la prolonga mucho más allá de la sentencia.
En el comienzo de la historia, el peritaje psiquiátrico tuvo que formular proposiciones ciertas en cuanto a la parte que...