Voltaire. El Perro Y El Caballo.
Zadig había comprobado que el primer mes de matrimonio es la luna de miel y el segundo la luna de hiel. Así que, tras repudiar a Azora, se dedicó al estudio de lanaturaleza, retirándose a una casa de campo a orillas del Éufrates.
Un día, paseándose por un bosquecillo, vio correr hacia él a un eunuco de la reina, seguido de varios oficiales que parecían presasde la mayor inquietud, y que corrían de acá para allá como hombres extraviados.
_Joven _le preguntó el eunuco, ¿no habéis visto al perro de la reina?
_Es una perra, no un perro _respondió Zadig._Tenéis razón, es una perra _asintió el eunuco.
_Una perra podenca muy pequeña _añadió Zadig_. Ha tenido perritos hace poco; cojea de la pata izquierda y tiene las orejas muy largas.
_¿Entonces lahabéis visto? _volvió a preguntar el eunuco.
_No _respondió Zadig_ en mi vida la he visto. Ni siquiera supe que la reina tuviese una perra.
Precisamente, y por una de esas casualidades extraordinarias,el caballo más hermoso de las cuadras del rey se había escapado corriendo por las llanuras de Babilonia. El montero mayor y todos los demás oficiales corrían tras él con tanta inquietud como el eunucolo hacía tras la perra. El montero mayor se dirigió a Zadig y le preguntó si había visto pasar al caballo del rey.
_Es un caballo que galopa muy bien. Tiene dos metros de alto, los cascos muypequeños, una cola de casi un metro de larga; las copas de su freno son de oro; sus herraduras son de plata _dijo Zadig.
_¿Qué camino ha tomado? ¿Dónde ha ido? _preguntó el montero.
_Yo no lo he visto ninunca había oído hablar de él _dijo Zadig.
El montero mayor y el primer eunuco no tuvieron la menor duda de que Zadig había robado el caballo del rey y la perra de la reina; le hicieron llevar ante laasamblea del gran juez que le condenó a pasar el resto de sus días en Siberia. Pero inmediatamente el caballo y la perra fueron encontrados y los jueces se vieron en la necesidad de cambiar su...
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