AÑO CERO


...Y de pronto, inesperadamente un extraño viento frío, gélido como el hielo y con sabor a muerte y humo negro sopló y siguió soplando en ráfagas huracanadas por mucho tiempo mas.Las ruinas y los escombros de esa extraña civilización suicida se estremecieron ante el inusual fenómeno y la tierra gris, tumefacta y caliente desde hacía no se sabe cuanto tiempo,exhaló desde sus profundidades un grito ahogado de dolor que bien podía recordar el de millones de almas torturadas hasta la muerte.

...El cielo, que ya no era azul como lo fué una vez,sino un cielo púrpura y morado dejó caer en pesadas gotas de azufre líquido una lluvia que pronto se seco en la sedienta polvareda. El viento que soplaba ahora con mas fuerza y con olora podrido removió el polvo húmedo del suelo y tres dedos se movieron y quedaron descubiertos...

Después, una pequeña mano violeta que emergía del suelo adolorido movió la tierra de sualrededor y por primera vez desde que la vida y el tiempo se detuvieron la vida renació otra vez.


Del suelo anegado aún de hidrógeno y uranio emergió un niño. Miró su extrañaanatomía y no le sorprendió la mounstruosa desproporción de sus miembros ni lo violácea de su piel. Caminó muchos días entre aquellos montones de ruinas y escombros todavía humeantes sinencontrar otra cosa que destrucción, silencio y soledad y por fin se sentó...

Miró al cielo y una pesada nube hirviente y burbujeante de gas amarillo pasó muy cerca de el.
Con sus manossacó un trozo metálico y brillante que llamaba su atencíon de abajo de un montón de cristales y se quedó mirando los extraños jeroglíficos inscritos en él. “U.S DEPARTAMENT OF DEFENSE”Se recostó mientras mordía el extraño cuerpo metálico que había encontrado y se quedó pensando que quizá era el momento de reconstruir la humanidad.

Después, se quedó dormido...