Asilos

AQUELLA HISTORIA QUE JAMÁS QUISE CONTAR
Nuestra historia comenzó un noviembre y sería mentira si les dijera que en algún momento terminó. La conocí cuando ella no pasaba los quince años y yo los dieciséis, éramos unos niños incapaces de controlar lo que sentíamos. El comienzo fue en los pasillos de la escuela; nos veíamos, no hablábamos, no cruzábamos miradas, pero nos veíamos. Fue días despuésde intercambiar las primeras palabras con ella que me enamoré, profundamente me perdí en sus ojos color café y en su sonrisa que parecía cargar la luz del mundo. Comencé a hablarle un viernes soleado, le conté de mis hermanas y de mis planes para las vacaciones. Llegaba a mi casa a pensar en ella, a mi cama a soñar con ella y a la escuela a verla a ella, ese era el ciclo de mis días, no habíaotros planes, ningún otro pensamiento, simplemente ella.
Llámenme loco pero un día, cuando tenía menos de un mes de conocerla, decidí decirle que la amaba, confesarle mi obsesión, plasmar con las palabras lo que pasaba por mi mente confundida. Y así fue, de mi boca salieron aquellos pensamientos que transitaban mi mente durante los días pasados. Decirle que era muy especial en mi vida sería unamentira, pues aquella mujer había dejado de ser parte de mi existencia para ser mi existencia misma, mi todo, mi universo. Vaya dolor que sentí al enterarme que mientras yo declaraba mi amor a mi soñada compañera, había alguien que la pensaba suya, un hombre que ya había entrado en su vida.
Lo que siguió de ese momento fueron lágrimas, sollozos, insomnio, vergüenza, dolor. Y aunque mi decepción hayasido grande, no era difícil, sino imposible sacar de mi mente a una mujer que se había vuelto la dueña de mis pensamientos. Día y noche pensaba en que ella podría cambiar de parecer mágicamente, darse cuenta que un pobre estúpido pensaba en ella sin parar, que sentía que la necesitaba, que se alimentaba de solo miradas pues era lo único que recibía, aparte de unas escasas sonrisas limitadas.
Yun día, como de cuento de hadas, sucedió. “Siento lo mismo”, dijo ella. Palabras que llegaron melodiosas a mi mente anunciando el triunfo de la esperanza. ¿Acaso nunca han escuchado aquel cliché de las mariposas en el estómago? Pues aquel lugar común se apoderó de mí y me hizo sentir como un personaje de telenovela de fórmula, feliz por primera vez, triunfante después de una batalla.
Comenzó ahíuna etapa de dicha en mi vida, si antes ella era mi todo, ahora yo dejaba de existir sino era con ella. Éramos uno mismo, complemento el uno del otro, habíamos nacido para amarnos, para darnos todo, para entregarnos el alma y la existencia. Cada vez me absorbía más su manera de amar, en los días me levantaba el sol de su mirada, en las noches me arrullaba la tranquilidad de su voz. “Es porque estu primer amor, ya después todo será normal y volverás a despertarte por obligación y a dormir por cansancio”, decían los demás, los “maduros”, los “realistas”, pero yo los tomaba por locos, yo sabía lo que sentía y lo que estaba viviendo.
Días de dicha hubieron muchos, tan alegres que aún ruedan lágrimas en mi mejilla al recordarlos, la alegría gobernaba la ciudad de mis ideas, y de repentetoda esa gran felicidad, se fue abajo, se derrumbó, se esfumó. Diariamente las peleas eran obligatorias, el dolor era algo que venía seguido, ya nada tenía lógica. Fui yo quien de pronto se encontró inmerso en la rutina, me di cuenta que de pronto me despertaba solo por despertarme y dormía sin tan siquiera pensarlo, caminaba sin rumbo y la veía sin ganas, creí dejar de amarla, sentí que era momentode alejarme y de cerrar la puerta. Y cuando la puerta se cerró la guerra comenzó, nos convertimos en dos enemigos de bandos contrarios, en traidores, en cobardes. Hablando el uno del otro, pensando que de verdad ese amor que algún día nos había unido había sido un invento, una mentira. Yo vivía pensando que jamás volvería a amar, incluso llegué a decir que jamás había amado.
Bien dicen que...