Cámara oculta

La cámara oculta, ¿aliada o verdugo del periodismo?

Escracha a funcionarios corruptos y desnuda delitos de envergadura. Pero también se usa para fines espurios. El especialista colombiano Darío Restrepo ofrece una mirada ética sobre algunas herramientas propias del periodismo televisivo actual.

Por Horacio Bilbao
Una productora se hace pasar por médica para mostrar “qué fácil” es ingresaral programa de Mario Socolinsky... El dirigente piquetero Luis D’Elía graba su propia cámara oculta y se la alcanza a Jorge Lanata para que la pase en su programa... Sangrientas riñas de gallos y peleas de perros llegan a la tele sólo para certificar que existen... Cual súbditos del reino de las cámaras ocultas, cada vez más periodistas empiezan a habituarse a trabajar de infiltrados para logrartestimonios impactantes, ocultando su identidad en pro de una nota. ¿Qué fines justifican tales medios?

“La cámara oculta tiene siempre un inconveniente: convertirse en un recurso fácil para la investigación, disminuyendo la creatividad del periodista que, confiado en lo mecánico (la cámara) pierde de vista fuentes o informaciones clave” le dijo a Clarín.com el reconocido periodista colombianoJavier Darío Restrepo, un especialista en temas relacionados con la ética de la profesión. “Es un caso análogo a la disminución creativa que implica el uso de la grabadora en una entrevista”, explica Restrepo, que no es ajeno al uso cada vez más creciente de este polémico recurso en los programas de televisión. “Algunos piensan que su uso sólo es válido cuando media el interés público y no hayotro modo de obtener evidencia”, agrega.

El arco de los programas que se valen de este recurso es amplio. Puede empezar con “Intrusos” de Jorge Rial, orillar el polifacético “Kaos en la ciudad” de Juan Castro y estirarse, incluso, hasta “Puntodoc” o “Telenoche investiga”. Sus cámaras ocultas descubren negociados, coimas y abusos de diversa índole y trascendencia, pero, también, generan polémicassobre temas de dudoso interés público. Además, muchos las culpan de traer aparejadas una serie de “mañas” del periodismo de investigación. No menos polémicos resultan los “disfraces” de productores y periodistas que se hacen pasar por asesinos a sueldo o coimeros para obtener una declaración impactante. Y ni hablar de la presencia en los medios de delincuentes que narran sus historias cual“proezas”.

¿Cuál es el beneficio de hacer público un hecho irrelevante o de escaso valor social? Restrepo dice que ninguno, que sólo puede haber un afán de lucro comercial, el mismo afán que explica la mayoría de los productos sensacionalistas. El ejemplo del “escrache” a Marcelo Corazza, uno de los ganadores de “Gran Hermano”, sometido a una cámara oculta con el único fin de poner en evidencia susupuesta homosexualidad, es más que claro para entender a Restrepo cuando niega cualquier justificativo al uso de este recurso: “No se justifica ni la cámara ni la difusión del tema. A la sociedad no le importa cuál es la sexualidad de una persona, es un asunto personal en el que nadie tiene por qué meter la nariz”, dice, a sabiendas del caso.

Según Restrepo, “hay casos que pueden mirarse como unaacción filantrópica pero también pueden utilizarse como un gancho publicitario en el que se aprovecha una desgracia ajena para sumar rating”. De estos, también abundan en la pantalla local. “Kaos en la ciudad” le dio cámara a un prófugo que había escapado de la cárcel sin terminar de purgar su condena. Según él, había logrado arreglar su vida y quería un indulto: “tengo trabajo y mantengo a mifamilia”, le explicó a Juan Castro. Tras el diálogo, Castro entrevistó a un juez y al ministro de Justicia de la provincia para plantearles el caso. “Si a propósito de la entrevista se plantease el interés general, el asunto sería diferente”, sigue Restrepo, que esgrime diferencias rotundas entre un periodista intermediando en un caso individual y otro, mediador entre la sociedad y la Justicia....