Capitulo 16 los de abajo
A medianoche, Demetrio Macías dio la orden de marcha.
El pueblo distaba una o dos leguas, y había que dar un albazo a los federales.
El cieloestaba nublado, brillaban una que otra estrella y, de vez en vez, en el parpadeo rojizo de un relámpago, se iluminaba vivamente la lejanía.
Luis Cervantes preguntóa Demetrio si no sería conveniente, para el mejor éxito del ataque, tomar un guía o cuando menos procurarse los datos topográficos del pueblo y la situaciónprecisa del cuartel.
* No, curro –respondió Demetrio sonriendo y con un gesto desdeñoso-; nosotros caemos cuando ellos menos se lo esperen, y ya. Así lo hemos hechomuchas veces. ¿Ha visto cómo sacan la cabeza las ardillas por la boca del tusero cuando uno se los llena de agua? Pues igual de aturdidos van a salir estosmochitos infelices luego que oigan los primeros disparos. No salen más que a servirnos de blanco.
* ¿Y si el viejo que ayer nos informó nos hubiera mentido? ¿Si envez de veinte hombres resultaran cincuenta? ¿Si fuese un espía apostado por los federales?
* ¡Este curro ya tuvo miedo! –dijo Anastasio Montañés.
* ¡Como queno es igual poner cataplasmas y lavativas a manejar un fusil! –observó Pancracio.
* ¡Hum! –repuso el Meco-. Es ya mucha plática…! Pa una docena de ratasaturdidas!
* No va a ser hora cuando nuestras madres sepan si parieron hombres o qué –agregó el Manteca.
Cuando llegaron a orillas del pueblito, Venancio seadelantó y llamó a la puerta de una choza.
* ¿Dónde está el cuartel? –interrogó al hombre que salió, descalzo y con una garra de jorongo abrigando su pecho desnudo.
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