Cotidianidad

Cotidianidad, Cárcel o libertad

Universidad Cooperativa de Colombia
Facultad de Sociología.
Diego Fernando Lancheros Gómez
Cód.: 1075872168



Visto desde la periferia, Bogotá parece un gran puñado de luces que se pierden en el horizonte y que van desapareciendo lentamente mientras que el Viento que atraviesa la ciudad antecediendo el frio nocturno, oculta poco a poco losrostros vigorosos y alegres que durante el día han reinado en la gran metrópolis. Esos rostros satisfechos y agradecidos con la vida, así cómo se siente cuando se ha luchado incansablemente por alcanzar una meta, van de camino en búsqueda de sus hogares cálidos y confortables, los que al romper el sol, dejaron con la esperanza viva de que el momento del regreso llegaría antes de que la gran estrellaabandonara completamente las frías calles de la ciudad. Un concierto de buses cruzan la avenida para un lado y otro atascados de pasajeros cansados, pues la labor del día aunque ha dejado una gran satisfacción personal, también ha influido un poco para que el desgaste de cada uno de los transeúntes de la ciudad sea más fuerte que el del día anterior, personas groseras y de poco humor también sereúnen en un punto exacto de la ciudad todos los días a esperar el bus, y aunque llevan haciendo esto algunos hasta más de los tres años que lleva Josué en las calles de Bogotá, siempre se miran entre sí con desprecio, con envidia y mucho peor miran a Josué, pues su forma de la vestimenta no es como tal de un hombre, sino más bien la de un Gamín, como le llamaríamos muchos de nosotros a laspersonas que como Josué han tenido que resignarse a pertenecer a la vida de las calles de una ciudad tan fría en su clima y mucho más en su gente como lo es Santa Fe de Bogotá.
Tuve la oportunidad de conocer a muchas personas de la calle, cuando trabajaba como voluntario con una fundación llamada la Komunidad, llevando semanalmente una pequeña taza de comida que calentara un poco sus entrañas yles diera un poco más de energía de la que la basura de la calle y el humo del vicio les hubiese podido ofrecer. Este gesto era conocido entre los miembros de la fundación y los que ya nos conocían en la calle como “La operación energía”. En esta operación se reunían cada semana aproximadamente unos cuarenta personajes alrededor de la olla que contenía el caldo caliente, el cual se mantenía asígracias a un improvisado fogón que se hacía en la orilla de una calle con leños que los mismos beneficiados conseguían para prender el fuego. Era una oportunidad de escuchar esas cosas que en medio de tanto alboroto diario que viven las grandes urbes nadie quisiera escuchar. Esos relatos que adornados con un poco de mística nos dejan ver una cruda realidad que surge en nuestra tierra, alrededor dela vida y que es como un grito agudo pero casi un murmullo para nosotros, quienes no prestamos atención a lo que las calles a diario nos quieren gritar.
En una de esas ocasiones conocí a Josué, un hombre de unos 37 años a jugar por su apariencia, pero que a simple vista pareciera que ha vivido por mucho más tiempo. Su gran barba que aunque lo quisiera no puede ocultar esa hermosa sonrisa que conmenos dientes de lo común expresan una gratitud insuperable que nace a partir del simple gesto de querer escuchar. Josué lleva poco más de tres años habitando la ciudad de Bogotá pero ya conoce mucho más de la calle de lo que cualquiera de nosotros quisiera. En su relato cuenta que nació en la ciudad de Ibagué y que en ella llevaba algo así como unos 20 años viviendo en la calle. De su familiasabe poco, pero recuerda con algo de nostalgia que creció en una casa en donde Vivian muchos jovencitos (en ese tiempo) como el que no sabían mucho de sus propios orígenes. Salió de allí en una búsqueda desesperada por escapar de la represión, las humillaciones y otras cosas poco agradables a las que era sometido, porque su vicio a la calle y a otras cosas lo hacía más despreciable en la casa que...