El corazón delator

Páginas: 9 (2031 palabras) Publicado: 1 de octubre de 2010
EL CORAZÓN DELATOR

Edgar Allan Poe
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   ¡Es verdad! ¡Soy muy nervioso, espantosamente nervioso!, siempre lo fui, pero ¿por qué pretendéis que esté loco? La enfermedad ha aguzado mis sentidos, mas sin destruirlos ni embotarlos. Tenía el oído muy fino; ninguno le igualaba; he escuchado todas las cosas del cielo y de la tierra, y no pocas del infierno. ¿Cómo he de estar loco? ¡Atención!Ahora veréis con qué sano juicio y con -qué calma puedo referimos toda la historia.
    Me es imposible decir cómo me ocurrió primeramente la idea; pero una vez concebida, no pude desecharla ni de día ni de noche. No me proponía objeto alguno ni me dejaba llevar de una pasión. Amaba al buen anciano, pues jamás me había hecho daño alguno, ni menos insultado; no envidiaba su oro; pero tenía en síalgo desagradable. ¡Era uno de sus ojos, sí, eso es! Asemejábase al de un 'buitre y tenía el color azul pálido. Cada vez que ese ojo fijaba en mí su mirada, helábaseme la sangre en las venas; y lentamente, por grados, comenzó a germinar en mi cerebro la idea de arrancar la vida al viejo, a fin de librarme para siempre de aquel ojo que tanto me molestaba.
    ¡Este es el quid! Me creéis loco; peroadvertid que los locos no razonan. ¡Si hubierais visto con qué buen juicio procedí, con qué tacto y previsión, y con qué disimulo puse manos a la obra! Nunca había sido tan amable con el viejo como durante la semana que precedió al asesinato.
    Todas las noches, a eso de las doce, levantaba el picaporte de la puerta y la abría; pero ¡qué suavemente! Y cuando quedaba bastante espacio para pasarla cabeza, introducía una ¡interna sorda bien cerrada, para que no filtrase ninguna luz, y alargaba el cuello. ¡Oh! Os hubierais reído al ver con qué cuidado procedía. Movía lentamente la cabeza, muy poco a poco, para no perturbar el sueño del viejo, y necesitaba al menos una hora para adelantarla lo suficiente a fin de ver al hombre echado en su cama. ¡Ah! Un loco no hubiera sido tan prudente. Ycuando mi cabeza estaba dentro de la habitación, levantaba la linterna con sumo cuidado, ¡oh! ¡con qué cuidado, con qué cuidado!, porque la charnela rechinaba. No la abría más que lo suficiente para que un imperceptible rayo de luz iluminase el ojo de buitre. Y esto, durante siete largas noches hasta las doce; pero siempre encontré el ojo cerrado, y de consiguiente me fué imposible consumar miobra, porque no era el viejo lo que me incomodaba, sino su Mal Ojo. Todos los días, al amanecer, entraba atrevidamente en su cuarto y hablábale con la mayor naturalidad, llamándole por su nombre con tono cariñoso, y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya veis, por lo dicho, que debía ser un viejo muy perspicaz para sospechar que todas las noches hasta las doce le examinaba durante su sueño.    Llegada la octava noche, procedí con más precaución aún para abrir la puerta; la aguja del reloj se hubiera -movido más rápidamente que mi mano. Mis facultades y mi sagacidad estaban más desarrolladas que nunca, y apenas podía reprimir la emoción de mi triunfo.
    ¡Pensar que estaba allí, abriendo la puerta poco a poco, y que él no podía ni siquiera soñar en mis actos, ni menos imaginar mispensamientos secretos! Esta idea me hizo reír; y tal vez el durmiente oyó mi ligera carcajada, pues se movió de pronto en su lecho como si se despertase. Tal vez creeréis que me retiré; nada de eso; su habitación estaba negra como la pez; tan espesas eran las tinieblas, pues mi hombre había cerrado herméticamente los postigos por temor a los ladrones; y sabiendo que no podía ver la puerta entornada,seguí empujándola más, siempre más. Había pasado ya la cabeza y estaba a punto de abrir la linterna, cuando mi pulgar se deslizó sobre el muelle con que se cerraba, y el viejo se incorporó en su lecho exclamando:
       -¿Quién anda ahí?
    Permanecí inmóvil sin contestar; durante una hora me mantuve como petrificado, y en todo este tiempo no le vi echarse de nuevo; seguía sentado y...
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