El pasillo estrecho. ensayo filosofico a modo de relato

EL PASILLO ESTRECHO

Iba corriendo como siempre. Crucé la avenida igual que un autómata más, seres humanos como yo, preocupados siempre por no descarrilar nuestra vida y caer en el andén. Trabajo, problemas, deseos. Millones de ideas en las cabezas de millones de seres. Caminaba muy rápido al borde del parque, al lado de rejas interminables que separan el mundo gris de fuera del verde dedentro. La muerte de la vida. Cómo pienso en muerte si por ella trabajo, tengo problemas y deseos. Porque caminamos hacia ella. Porque somos partícipes de ella. Porque somos ella. No pienses. Corre, Ángel. Llegarás tarde. Pero el semáforo me paró. Y por un instante oí la vida del parque. Y al girarme, de nuevo los afilados pinchos que encarcela la naturaleza que allí crece en libertad.

Entré denuevo en la multitud que fluía por la acera. Uno más camino del infarto. Alguien cayó al suelo, pero el resto continuó pendiente tan sólo de su destino.

-¿Se encuentra mejor?

No sabía que me ocurría, pero aquella parada sirvió para darme cuenta que yo no era uno más de los que corren por las avenidas sin concierto. No podía creerlo. Yo me paré. Como hacia años, me paré ante un semejante.Esto hizo que mi cerebro dejase de maquinar por unos momentos. Y volví a preocuparme por el continuo respiro.

-Me llamo Lucía.

Pasamos la tarde en un bar donde no existía el tiempo. Un mundo distinto al de fuera. O más bien era yo el que había cambiado. Me inventé una buena excusa para faltar al trabajo. Mentí por primera vez a mi obligación.

-Estoy mejor. Has sido muy amable.

Intentécomo siempre razonar todo lo ocurrido. Pero esto era distinto. Algo fluía extraño en mí. Una sensación no experimentada nunca. Algo que no me cabía en la cabeza, sino, curiosamente, dentro del pecho, porque mi corazón latía ahora con fuerza, y no por la preocupación de que la aguja del reloj llegase antes que yo. Era alguien distinto. Todo continuaba alrededor. Y yo continué, luché contracorriente. Sin embargo, en ese momento volví a ser la naturaleza que vive entre rejas. Y en esa excitación me contemplé un día casándome con ella.

Todo cambió. La equilibrada armonía se rompió. O no existió nunca. ¿Fue como una ensoñación la felicidad? La abrazo con fuerza. Me siento dentro de si, pero luego no siento nada. Es tan sólo una imagen bella acostada al lado mío. Sabe controlar miexasperación con caricias. Pero yo no soy un animal. Soy un hombre que se exaspera por no encontrar soluciones. Y las caricias no lo son. Yo soy distinto. Mi cerebro es el que rige mi cuerpo. Dios, ¿qué me ocurre? Cuando parecía que me había olvidado de esa presión anterior ahora vuelve a mí la anudación con el devenir de los hombres máquinas de este mundo. Quiero ser uno más de ellos porque debo serlo. Ycaminar solo como aprendí a caminar. Pero está ella que me hace parecer distinto.

-¿Te encuentras bien?

La miro con los ojos clavados en los suyos. Quiero que me deje en paz y volver a la tranquilidad de antes, cuando vivía por y para mí. Sólo para mí. Deseo la soledad con mi Dios creado para mí.

Pasa el tiempo y sigo siendo el guerrero que lucha a favor de dos frentes, intentando aceptarcada parte de mi ser. Como cada día me veo en este espejo, en mi confesor habitual. Es quien me mejor me hace ver que deambulo entre dos mundos: Uno es real, el otro soñado. Pero no sé cuál está dentro de cual. Cuál domina al primero y cuál es el segundo. En este estado siento que mi cabeza se ha convertido en un dolor continuo. Con mis manos la sujeto y pienso si habré entrado en la recta finalde la muerte. En mis sueños vago por un túnel negro sin la luz amarilla al fondo. Me pierdo en mares que tienen cada vez más agua. Y encadenado al fondo temo morir ahogado. Pequeño Dios mío, temo morir. El dolor me despierta. Busco mis pastillas. Si no hacen su efecto ya no habrá solución. Y seré un nombre más en un rectángulo de mármol más. Y cuando las flores amarillas y secas que me...