Ensayo sobre mitos y leyendas de marmato en el departamento de caldas colombia
Páginas: 2 (419 palabras)
Publicado: 20 de febrero de 2012
EL ENIGMATICO ZARZAL
Hace varios años, al filo de la media noche, con visibles signos de alicoramiento producto de la exuberante dosis de elixir etílico libado en una conocida cantina, Gonzalo,más conocido como “Mi Pan!” salió de la plaza principal del legendario pueblo minero de Marmato, famoso además por sus leyendas e historias de brujas y espantos, hacia “El Llano” un próspero caseríolevantado al pie de la montaña que esconde en sus confines el codiciado de los metales que el hombre afanosamente busca hiriéndole lo más profundo de sus entrañas.
Grandes nubarrones se entretejían enla inmensidad del infinito, ocultando la esplendidez de la luna y el trémulo brillar de las estrellas. Solo la tenue y fugaz luz de las luciérnagas lo guiaban por el sendero que una y otra veztrasegaba y que conocía como la palma de sus manos.
Sobrepaso el Cañón de Pantano, un curso de aguas ennegrecidas que brotan en el fondo de los infernales socavones arriba en la abrupta cordillera. Cuandose disponía a franquear una ligera pendiente encontró el camino plagado de un denso y enmarañado zarzal que misteriosamente se iba desperdigando por todo el rededor.
Confundido ante el inesperadohallazgo se detuvo por unos instantes. Supuso que la lobreguez dominante de aquel paraje le había hecho perder la ruta habitual. Intento devolverse, pero le fue inútil. Las finas y puntiagudas espinasde la barrera natural, por doquier le laceran su curtida y encallecida pie del hombre afrocolombiano. Decidió sentarse sobre una corpulenta piedra con la que tropezó súbitamente y que serviría detestigo mudo ante la incertidumbre que le asechaba aquellas mustia madrugada.
Pesadamente se arrellano sobre la piedra abrigado con su burda ruana de lana. Los efectos del alcohol reflejados en surostro y los disonantes acordes de las acaparrosadas aguas del arroyuelo que incesantemente golpeaban las berroqueñas piedras dispuestas caprichosamente sobre su cauce, le produjeron inmoderado sopor...
Hace varios años, al filo de la media noche, con visibles signos de alicoramiento producto de la exuberante dosis de elixir etílico libado en una conocida cantina, Gonzalo,más conocido como “Mi Pan!” salió de la plaza principal del legendario pueblo minero de Marmato, famoso además por sus leyendas e historias de brujas y espantos, hacia “El Llano” un próspero caseríolevantado al pie de la montaña que esconde en sus confines el codiciado de los metales que el hombre afanosamente busca hiriéndole lo más profundo de sus entrañas.
Grandes nubarrones se entretejían enla inmensidad del infinito, ocultando la esplendidez de la luna y el trémulo brillar de las estrellas. Solo la tenue y fugaz luz de las luciérnagas lo guiaban por el sendero que una y otra veztrasegaba y que conocía como la palma de sus manos.
Sobrepaso el Cañón de Pantano, un curso de aguas ennegrecidas que brotan en el fondo de los infernales socavones arriba en la abrupta cordillera. Cuandose disponía a franquear una ligera pendiente encontró el camino plagado de un denso y enmarañado zarzal que misteriosamente se iba desperdigando por todo el rededor.
Confundido ante el inesperadohallazgo se detuvo por unos instantes. Supuso que la lobreguez dominante de aquel paraje le había hecho perder la ruta habitual. Intento devolverse, pero le fue inútil. Las finas y puntiagudas espinasde la barrera natural, por doquier le laceran su curtida y encallecida pie del hombre afrocolombiano. Decidió sentarse sobre una corpulenta piedra con la que tropezó súbitamente y que serviría detestigo mudo ante la incertidumbre que le asechaba aquellas mustia madrugada.
Pesadamente se arrellano sobre la piedra abrigado con su burda ruana de lana. Los efectos del alcohol reflejados en surostro y los disonantes acordes de las acaparrosadas aguas del arroyuelo que incesantemente golpeaban las berroqueñas piedras dispuestas caprichosamente sobre su cauce, le produjeron inmoderado sopor...
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