Enseñar O El Oficio De Aprender

Páginas: 5 (1077 palabras) Publicado: 22 de abril de 2012
A fuerza de insistir en la importancia de la calidad de la enseñanza, los profesores y profesoras corremos el riesgo de olvidar la necesidad que tenemos de aprender. Una línea divisoria parece separar la etapa de ser alumno y la de ser profesor. Durante la primera se aprende y durante la segunda se enseña. Lo que voy a plantear en este artículo es la necesidad que tenemos los profesores defranquear esa raya para convertirnos en aprendices crónicos, la absoluta conveniencia de estar abiertos al aprendizaje.
Graciela Simari es una magnífica docente argentina. Me envía un relato muy significativo que ejemplifica muy bien lo que pretendo decir en estas líneas. Se trata de la experiencia de una maestra que acude por primera vez al trabajo. Como acaba de recibir su título de maestra piensaque ahora le toca enseñar. Ya se acabó para ella el período de aprendizaje. Pronto descubre que no es así. Que ella también puede aprender. En boca de la protagonista la historia es la siguiente:
“Era mi primer puesto de trabajo y no podía mantenerme tranquila ni por un instante. Llevaba la sabiduría recién adquirida en la formación y mis mejores notas. La escuela estaba en el medio de una zonacasi despoblada y parecía un edificio a punto de derrumbarse. Cuando llegué a la dirección me encontré con Yolanda. Era una mujer de unos cincuenta años, morocha y regordeta, sentada tras un escritorio atiborrado de papeles que necesitaban ser ordenados con urgencia. Ella se puso rápidamente de pie para saludarme.
- Soy Yolanda, la directora de este establecimiento. ¿Eres la maestra de segundo?
Lecontesté que sí y que era la primera vez que trabajaba como docente. Se sonrió y me deseó suerte. Yolanda me presentó ante los alumnos, les dijo que conmigo iban a aprender mucho, que aprovecharan que tenían una maestra jovencita que se podía agachar para leerles un cuento, cosa que su directora viejecita ya no podía hacer, puesto que su columna no se lo permitía. Luego me miró y me dijo quetratara de aprender todo lo que pudiera de esta experiencia que seguramente sería inolvidable.
En esto apareció. Se asomó a la ventana, empezó a mirar a todos los chicos y, a gritos, saludó:
- Hola, Cami. Aquí está mamá, ¿eh?
La nena la saludó y sus compañeras también. Yo la saludé con cortesía pensando que después de ver a su niña seguiría con sus actividades. Me equivoqué. Y cuánto. Puse en lapizarra una serie de problemas y Nelly pues ese era su nombre- comenzó a gritar: “Es demás el primero es de más. Camila, hija, es de más”. Mi asombro no tenía límites. pero tampoco me parecía apropiado que fuera a decirle a Yolanda que no podía solucionar esta irrupción, así que me acerqué suavemente y le dije a la señora que se fuera, que no interrumpiera la clase porque los nenes se distraían. Mepidió disculpas y se retiró. A la salida la divisé de lejos, apartada del grupo de madres que generalmente se encuentran cercanas a la puerta, y me acerqué a ella para dejarle claro el motivo de que se fuera de la ventana, porque sentía que, ante su invasión, había sido muy dura con ella.
- No hay problema, maestra. No voy a ir más.
Creo que me emborraché con el olor a vino que despedía sualiento. Sin embargo, recordé que cuando había aparecido temprano por la ventana, estaba sobria. Al día siguiente, Nelly se asoma de nuevo y mira el pizarrón. La consigna que estaba escrita era la de completar oraciones. Los chiquitos trabajaban pacíficamente. Nelly miraba a Camila y al resto de los chicos y también a mí. Pero no intervino en la clase. Se quedó mirando calladita. Sin embargo, meacerqué, la saludé y me quedé plantada delante de ella para que tomara la iniciativa de irse sin necesidad de que yo se lo pidiera. Mi miró y se fue sin decir ni mu. Los días siguientes siguió pasando exactamente lo mismo, con la diferencia de que cada vez que yo la miraba, ella se agachaba para ocultarse. Pero yo veía sus cabellos, la parte superior de la frente y, sobre todo, sentía su mirada de ojos...
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