Estado Y Educacion

No. 31 - septiembre 2001

PRESENTACION
César Mureddu
Uno de los temas que con mayor frecuencia han sido abordados en el contexto de la educación ha sido la relación que ésta pueda tener con el Estado. No es extraño que esta relación haya sido estudiada desde muy diversos ángulos, por muy distintos investigadores y con objetivos muy diferentes.

El presente número de Reencuentro ha sidopensado para permitir que varios autores, desde perspectivas muy distintas, presenten a los lectores de esta revista algunas reflexiones suscitadas a la luz de tan fecunda y compleja relación. Elaborar el presente número enfrentó varias dificultades para lograr un todo homogéneo y útil. Al pensar en aquellos que suelen acudir a nuestra revista en busca de datos interesantes o actualizaciones respectoa algún punto en particular creímos conveniente conjuntar varias participaciones. En primer lugar, aprovechamos la ocasión del envío que hiciera el Mtro. Sánchez Vázquez de un texto sobre el Cincuentenario de la edición del Laberinto de la Soledad de Octavio Paz. Ahora más que nunca aparece necesario esclarecer la relación de la acción y de las instituciones educativas con el Estado. A resultasde los acontecimientos de Octubre de 1968, Octavio Paz encontró la fórmula feliz para denominarlo en sus dos aspectos característicos: el monopolio de la violencia institucionalizada y, por otro lado, la capacidad de impulsar las mejores manifestaciones de la cultura y el arte, no por otra cosa Paz lo llamó El Ogro Filantrópico. Lo colocamos en primer lugar, porque las relaciones del mexicano consu entorno cultural y político reflejaron su enorme complejidad en ese polémico texto, escrito hace cincuenta años, que ahora Sánchez Vázquez rememora y comenta. A partir de ahí se inician las aportaciones de los colaboradores en torno a la Educación y el Estado.
El Estado, en su forma moderna, como nación que engloba a una población, regida por unas leyes, en un territorio determinado ha sidoconsagrado como el transmisor de los valores cívicos y de los valores patrios, un breve recuento de lo que se ha escrito e indagado en México en torno a esta dimensión valorativa lo presenta Ana Hirsch en su reseña.
Acorde con las discusiones que se dieron a partir de la llegada a la Presidencia de la República de un exponente del Partido Acción Nacional y de diversas manifestaciones de convicciónreligiosa, Iván García Solís presenta sus puntos de vista en torno a la profesión laica que ha hecho en México tanto el Estado como la educación que éste imparte.
Sigue esa misma ruta de reflexión la aportación de Patricia Ehrlich. Su contribución gira en torno a la relación que ha habido en México entre la consolidación del Estado Nacional y el sentido que se le ha atribuido a la educación.Según el grado de avance que ha tenido en nuestro país el ideal nacionalista, la autora afirma que se pueden notar los diferentes enfoques que la educación ha tenido, en virtud del sentido otorgado al artículo tercero de la Constitución.
Dos ejemplos concretos del sentido de la educación en México lo constituyen las aportaciones de Alberto Padilla y de María de la Luz Torres Hernández. Cada uno deellos, en este número, presentan a los lectores los resultados de sus indagaciones en torno a dos aspectos de la educación en el período inmediato después de la Revolución Mexicana. El primero analiza la educación rural, inmersa en el contexto post-revolucionario, en la figura de Rafael Ramírez; la segunda analiza la educación física en el marco de las propuestas de José Vasconcelos y de la educaciónsocialista promovida durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.
Después de las disputas de corte general sobre la direccionalidad de la educación que la Revolución Mexicana planteara, sobre todo en sus primeros años, toca al momento presente dilucidar la situación de la educación hoy y avanzar sobre su perspectiva de futuro. Desde la óptica específica de la ganancia extraordinaria, propia del...