Ficha Sobre Etnocentrismo Y Relativismo Cultural
M. C. Chiriguini y Mariana Mancusi: “El etnocentrismo: una clase particular de
sociocentrismo”. En: Chiriguini, M.C. (compil.):
Apertura a la Antropología: alteridad,
cultura, naturaleza humana.
Proyecto editorial, Buenos Aires, 2008.
Etnocentrismo
“El etnocentrismo, sinónimo de centrismo cultural, consiste en considerar explícita o
implícitamente a una cultura o a un área cultural (por ejemplo Europa, o el Islam) como el
parámetro general a partir del cual se valoran a las otras culturas. Todo aquello que para una
cultura es “normal”, “éticamente correcto”, “bellamente admirado”, y pasa a ser la medida
general de ponderación de los demás grupos sociales, encierra una postura etnocéntrica.
Estamos en su presencia cuando la cultura de los “otros” se aleja de nuestras normas,
paradigmas o intereses y termina categorizándosela como “rara”, “anormal” y hasta
“patológica”. En otras palabras, el concepto de etnocentrismo describe la actitud de los grupos
sociales que, identificados con una cultura, no sólo tienen una imagen positiva de ella sino que niegan, desconocen, encubren o desprecian a las otras. Esta conducta tiene por principio la no
aceptación de la diversidad cultural desde la igualdad, siendo los modos más habituales en que
se manifiesta la ignorancia, el desprecio y el lenguaje despectivo en la descripción o
interpretación de los otros.
Podríamos decir, por lo tanto, que toda posición etnocentrista no repara (consciente o
inconscientemente) en el carácter arbitrario y relativo (en tanto son construcciones culturales)
de los propios juicios de valor, de las propias prácticas. De este modo se
naturaliza el sentido
de esas prácticas y en ese proceso se las universaliza: saludamos y nos vestimos de cierta
manera o comemos de acuerdo con un determinado estilo y con un conjunto de utensilios sin
ser conscientes de que lo hacemos de esa forma, simplemente porque así se hace en nuestra
cultura. Las costumbres que nos son ajenas, en cambio, las percibimos con toda claridad como
pautas que no nos son obvias y nos resultan extrañas, raras, ajenas.
A lo largo de la historia, los procesos de expansión y mundialización de la economía
dentro de los cuales ubicamos al capitalismo y consecuentemente a la globalización han sido
acompañados y sustentados por proyectos de “desarrollo” cultural impulsados desde los
grandes centros de poder político y económico (llámense potencias hegemónicas de Europa,
Occidente, Primer Mundo, según el contexto sociohistórico particular). Estos proyectos de
colonización cultural de fuerte carga etnocéntrica, tienden a sobrevalorar las prácticas,
conocimientos y experiencias de sus impulsores de manera positiva o “única” con relación al
resto. Tal actitud llevó a imponer en forma coercitiva el argumento del “progreso”.
[...]
Una constante que se ha dado casi siempre que se ponen en contacto dos culturas
diferentes [es,] por un lado, un visible desprecio hacia el “otro” y, por otro, la ignorancia de unos
grupos respecto a otros, comportamiento adjudicable no sólo a la ausencia de información,
sino, también a la falta de interés en conseguirla y en las nociones a priori e intereses que
determinan las reacciones y respuestas mucho más allá del contacto real. Este tipo de
conducta es lo que tiende además a la formación de estereotipos y ocurre habitualmente como
consecuencia de un conocimiento “exterior” del otro, producto de una falta de interacción con
ese “otro”. Worsley refiere a este tipo de situación señalando que “
no
(se) observa la conducta ...
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