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Después del espectáculo visual que el Maestro de Ceremonias François Vatel nos ha mostrado, es obvio que el sentido de la aristocracia y la nobleza va mucho más allá de radicar en Versalles oenamorarse de las cortesanas cuando uno es dueño de sus pasiones y sus responsabilidades verdaderas.

La cinta Vatel, de Roland Joffé, a quien ya conocemos de La misión o La Letra Escarlata en lo relativoa su técnica y gusto por el diseño de producción, nos muestra el porqué de la nominación al Oscar en Dirección Artística, y nos da una visión exquisita de los excesos cortesanos en la época de LuisXVI, cuando la lealtad se medía en el coste económico y en la espectacularidad de su manifestación.

Basada aparentemente en una historia real, Vatel nos muestra los tres días decisivos de un Maestrode Ceremonias (Vatel, un omnipresente Gérard Depardieu en lo relativo a roles de francés y de época), que además de servir al Príncipe de Conde, debe preparar y coordinar el banquete y festejos que seofrecerán al mismo Rey, lidiar con los adeudos del príncipe a sus proveedores, y mantener el orden en una ocasión en la que el Rey debe gustar de los festejos para tener como General a de Conde enuna posible batalla contra Holanda, situación que el príncipe desea para poder pagar sus deudas.

Como si esa responsabilidad no fuese ya un problema mayúsculo, los preparativos del banquete de tresdías se complican con las carencias que obligan a Vatel a usar los recursos con imaginación y vistosidad, y el maestro además se enfrenta al hecho de enamorarse de una cortesana hermosa llamada Anne deMontausier (Uma Thurman en un rol menor pero agradable), quien no solo es asediada por un despreciable Marquis de Lauzun (Tim Roth, maravilloso, odiable en un sentido increíblemente disfrutable) sinoque es descubierta por el Rey, quien la elige a ratos como su acompañante reciente para dar celos a sus otras acompañantes recientes.

El movimiento de cámara es atinado para dar el tono de...