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¿En dónde está la Franja Amarilla?

Así titula la grandiosa obra de William Ospina, a cerca de la crisis colombiana social, política, económica, y en sí, el trance en todos los ámbitos. Unasituación de violencia que cada día crece, donde reina la injusticia, la impunidad, el miedo y el silencio.
¿De donde creen ustedes que viene todo esto? ¿Acaso será de la situación económica que vivimosaquí, la falta de oportunidades, la falta de educación, el verdadero amor por nuestra tierra? Él plantea la necesidad de decirle adiós en Colombia al doble e hipócrita partido liberal y conservador, cuyasdos cabezas siempre están en desacuerdo en las minucias mezquinas del reparto y siempre de acuerdo en la lógica general de la ambición y del saqueo, sin sumarle el surgimiento de los nuevos partidos.La principal responsable de la situación en nuestro querido país es LA CORRUPCIÓN. Aquella, que se desliza en el poder ejecutivo, en todos los escenarios de la función pública y que se alimenta delclientelismo y de la riqueza a punta de prebendas por el favor politiquero, que con el descaro más grande, practican los legisladores de la patria, al sancionar leyes que favorecen a tercerosparticulares sin importar el impacto en el colectivo, que se deja ver en la impunidad de los actos delictuosos que muestra la injusticia como común denominador. Esa misma corrupción de los ciudadanos quepretenden seguir apoyando una “seguridad democrática” mientras la inversión en lo social se queda en manos de negocios de gran escala como los biocombustibles o las zonas francas, o las concesiones vialesy demás y que día a día aumentan la pobreza. Corrupción, que aun conociéndola, nos destierra al silencio por temor a ser parte de un falso positivo.
Tristemente, los colombianos somos responsablesde sostener semejante flagelo con esas mayorías absurdas que no cuestionan y simplemente se dejan llevar por la corriente de la pasión y la simpatía. El desconocimiento es también un punto...