Historias
Noto en lapalma de mi mano que empieza a llover; gotas de agua que resbalan por mi sombría cara llevándose la poca felicidad que le quedaba a mi semblantedesconsolado y rasgado por el por el paso impasible del tiempo, un paso que intente frenar con una fuerza que no tenía, una paciencia que se quedó porel camino y una sonrisa que se perdió hace mucho.
Siento como un calor tibio sube por mi garganta, como los ojos que antes se perdían en elinfinito universo, ahora se tornaban húmedos y mi corazón aporreaba las puertas de mi pecho ansiando salir para poder librarse del sufrimiento que loapresaba. Sabía que en lo mas profundo de mí, no quería estar ahí, deseaba marcharme y alejarme de ese lugar pero no podía una cadena más grande que todami voluntad unida me obligaba a estar ahí.
Pose mis dedos lentamente sobre el frió mármol, una suave lágrima cae en el vacío terminando su viajeen la lápida, me siento a su lado lentamente abro mi boca y pronuncio unas palabras que provocan un derramamiento de dolor:
“Feliz navidad papa”
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